Sólo tres mundos posibles...

Amarillo

Amarillo
13/04/2014

Podríamos definir Amarillo como teatro social o teatro experimental o danza-teatro o teatro de denuncia… pero sobre todo tendríamos que calificarlo de teatro necesario. La compañía mejicana Teatro Línea de Sombra se creó hace más de 20 años, y su objetivo ha sido siempre el de mezclar las artes escénicas, romper fronteras artísticas y acercar las artes plásticas, el vídeo o la música experimental a lenguajes teatrales más comunes. Con este espectáculo quieren hablar, además, de un problema que Méjico sufre de hace muchos años: la migración de miles de mejicanos hacia los Estados Unidos a través del desierto. Un desierto que se ha tragado muchas vidas y muchas ilusiones. Un desierto que los actores reproducen al escenario a partir de sacos de arena, de botellas de agua casi vacías, de zapatos sin dueño, de ropas sin cuerpo…

El espectáculo, a pesar de tener un ritmo irregular, contiene momentos de gran belleza y acaba llegando al espectador de forma directa, sobrecogedora. Las proyecciones, los cantos casi guturales de uno de los intérpretes, la entrega del actor protagonista, los testimonios reales… Todo ello llega. Quizás de forma desordenada, pero llega. A veces llega con dramatismo, a partir de la estética, e incluso a través del humor. En este sentido, me quedo con una frase bastante descriptiva: «*Hay sólo tres mundos posibles: el sencillo, el doble y el especial con queso». Una buena manera de unir estas dos culturas, estos dos países (o mundos) opuestos que, pase lo que pase, seguirán unidos por una enorme frontera… llena de agujeros.

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