De entrada, un monólogo de 90 minutos interpretado por Carme Elias, conociendo su trayectoria, ya es garantía de qué lo que veremos tendrá una cierta fuerza: su fuerza como actriz. Dirigida por Guido Torlonia, Al Galop (Al galope) ha conseguido fusionar esta particular energía suya sobre el escenario con la del personaje que encarna: Diana Vreeland, una de las más importantes autoridades en el periodismo de la moda, editora de Vogue hasta el año 1971. La obra es un retrato amablemente esperpéntico de esta mujer extraordinaria en un momento decisivo de su vida. Elias transmite con elegancia y gran verosimilitud la peculiar idiosincrasia de este icono del estilo americano, profundizando tanto en su visión del mundo como en los pequeños detalles: la manera de fumar, andar o servirse una copa de vodka. El texto es divertido y supera el obstáculo de tenernos que contar todo el bagaje de la protagonista y su punto actual en un formato que podría haber quedado bastante pesado. En cambio, la narración resulta bastante distraída y la atmósfera creada nos traslada absolutamente al glamour de la época. Sin embargo, la vulnerabilidad del momento en que se encuentra el personaje y su evolución hacia tomar la decisión final no se acaba de ver del todo. Se hace comprensible por lo que hace, pero no nos llega a emocionar como, potencialmente, correspondería. Sepultados bajo el espíritu indomable de Vreeland han quedado, pues, estos matices que, quizás, a la vida real, tampoco ella nos hubiera querido enseñar.
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