Por amor al teatro

Al contrari!

Al contrari!
01/02/2024 - Sala Atrium

Dos personas al servicio de la utopía, inmersos en un universo onírico a partir de una situación aparentemente simple. Éste es el patrón que explota la pareja creativa formada por Lluïsa Cunillé, en la autoría, y Albert Arribas, en la dirección. El jardí y El gos muestran también este esquema. Dos intérpretes en el escenario dramatizan reencuentros, encuentros y coincidencias que todo lo desquician y todo lo cambian.

Sin embargo, esta vez la complejidad aumenta porque los fantasmas que transforman el rumbo de la protagonista son diversos. Y todos representados por una mayúscula y sublime Berta Giraut, que dibuja con traza y agilidad las características de tres personajes muy distintos entre sí. La precisa dicción de los distintos acentos que toman permitirían seguir la obra con los ojos cerrados. El tono, el ritmo y la intención que desprenden su interpretación marcan la trama y enganchan a la audiencia, que lo disfruta infinitamente. Se transforma en escena con una habilidad mágica, y cada prenda le infunde automáticamente un nuevo carácter.

En realidad, la pieza es una declaración de amor en el teatro. El personaje que interpreta magistralmente a Antonia Jaume le lleva a la sangre, y es su vida entera. Por el teatro lo haría y lo dejaría todo. Dirige un teatro en decadencia, y prepara con obsesión el montaje que debería revivirlo: una síntesis de los principales clásicos de Henrik Ibsen. Una idea ambiciosa, sin precedentes. La actriz logra fundirse en el personaje, y la vivencia real de su sufrimiento y de su lucha se transmite en escena. Lo prueba todo, se adapta, se transforma, y se aflige, desesperada. Escucha voces pragmáticas que la turban con visiones de una contemporánea realidad económica y que le obligan a retroceder, y se deja llevar por voces soñadoras que la seducen para ir más allá. Incluso el mismo dramaturgo noruego dice la suya.

Quizá sea precisamente la inspiración en Ibsen y en su inequívoco sello de autor la que guía el cuidado trabajo psicológico de los personajes. De hecho, encontramos paralelismos entre el texto y su recorrido personal: la crisis del teatro que dirige, las dudas sobre la autenticidad del teatro que debería representarse para ser rentable, el refugio en la bebida, el abandono y deterioro… y la búsqueda de la esencia a través del debate social.

Destaca, aparte de la interpretación, la puesta en escena, sincera y transparente, con un austero decorado, imagen de un teatro a punto de cerrar, y unos elementos de vestuario y de atrezzo a la vista de todos y que desaparecen en medida que se utilizan, hasta dejar un escenario tan desnudo como los propios personajes.

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