Poco a poco, el actor Ramon Madaula, está dando a conocer su faceta como dramaturgo, evolucionando con prudencia pero firmeza hacia una voz tan crítica como divertida. Después de Ignots y L’electe, nos ofrece con Adossats una comedia sobre la incomunicación, la masculinidad tóxica y las familias disfuncionales ambientada en el día de Sant Jordi. Repleta de elementos cotidianos, muchos de ellos de característicamente catalanes, la obra juega a combinar humor con drama, cinismo y sátira social, abusando, en algunos momentos, de ciertas estridencias. Afortunadamente, la dirección de Jordi Casanovas es ágil y consigue que el texto de Madaula funcione sobre el escenario. Especialmente divertido, encontramos a un Jordi Bosch cuyo personaje se encuentra sobrepasado por el balance de su propia vida y que refleja, en muchos sentidos, la ansiedad que produce el mundo actual. El montaje no tiene un calado demasiado profunda, finalmente, ni su ingenio resulta brillante pero, dentro de sus limitaciones y a pesar de la insistencia en subrayar sus metáforas, es entretenido y genera un mecanismo interno bastante efectivo. Quizás existía la posibilidad de sacar más provecho de un planteamiento como éste pero, en cualquier caso, lo que nos presenta toca temas interesantes, hace reír en varias ocasiones y transmite una simpatía que, en cierto modo, ya es un triunfo.
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