El innegable efecto ABBA

Abba, the gold experience

Abba, the gold experience
11/07/2016

Ya decía Woody Allen que contra la depresión no hay nada como volver a ver Sonrisas y lágrimas. Yo añadiría que para unas determinadas generaciones -todas las que vienen de los ochenta- escuchar las canciones de ABBA produce el mismo efecto, ya sea recuperando viejos vinilos, en forma de musical o a manera de concierto. En esta ocasión se ha optado por un revival con estética de gala televisiva y una potente iluminación de concierto al aire libre. Todo el protagonismo, como era de esperar, se lo llevan las melodías del grupo sueco, gracias a la interpretación de cuatro cantantes competentes y siete esforzados bailarines que no pararon ni un momento. También hay una voz en off que intenta unificar el espectáculo y aportar datos jugosos sobre el cuarteto, pero que no consigue ninguno de los dos propósitos. Se anuncia en repetidas ocasiones que se explicarán anécdotas del grupo, pero en ningún momento se dice que fueron los primeros en utilizar el sintetizador electrónico, las técnicas digitales o en lanzar al mercado el primer compact disc. Tampoco se comenta que empezaron a triunfar siendo dos matrimonios y que cuando se disolvieron -de mala manera, según cuenta la leyenda- ya hacía tiempo que estaban divorciados.

En definitiva, un concierto que sin conseguir la excelencia a ningún nivel intenta entretener y convencer a un público que ya viene totalmente entregado desde casa.

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