propuesta para el público preadolescente, en tierra de nadie. A priori, suena (demasiado) ambicioso adaptar el clásico de Molière, no ya a la época actual, sino a un lenguaje dirigido a jóvenes y en clave de musical. Pues la ambición tiene premio.
En un instituto, AZ cree que todos sus compañeros son hipócritas. Viven pendientes de likes y followers, todos muy amigos pero se critican por detrás, no se dicen los defectos a la cara… No se libran ni sus amigos, cansados de su honestidad brutal. El conflicto aparece cuando la chica que le gusta es precisamente una influencer, con su corte de aduladores.
Sí, claro, la sinceridad es un valor en sí mismo pero ¿es viable llevarla al extremo de decir siempre, siempre la verdad aunque hagas daño a quienes aprecias? Quizá no hace falta reír las gracias a los demás pero tampoco recordarles una y otra vez sus defectos. Y, al fin, el equilibrio entre no ser hipócrita y encajar.
La música es enormemente pegadiza con acento pop y toques hasta latino y lo que llamaríamos “musical, musical”. Y un reparto con experiencia en el género: Adriana García (That’s a musical), Mikel Herzog (Carrie), Odo Cabot (El despertar de la primavera), Mireia Òrrit (Rent) i Clara Mingueza (Paràsits).
Lo mejor: La agradable sorpresa, y mérito, de encontrar justo el equilibrio entre erudición y accesibilidad, al mezclar de una forma absolutamente natural lenguaje actual con formas cultas, una delicia para el oído integrada perfectamente en los diálogos.
Lo menos mejor: al contrario de la mayoría de obras, a ésta le irían bien 10’ más para allanar el camino al final.
En resumen: ideal para familias con no tan peques, apuntes de valores y reflexiones sin que suene a sermón de ética (o como se llame ahora la asignatura), apuntando a un uso más sensato de las redes, con el envoltorio de un musical fresco, ágil, divertido y bien interpretado que pasa volando.