No es ningún secreto que Baró d’Evel ya es un grupo de referencia dentro de las artes escénicas de los últimos años en nuestro país. Esta vez ha tenido el extraño honor de inaugurar el Festival Grec más peculiar y valiente de todos los que se han hecho desde su creación, allá por el 1976. La pandemia ha obligado a vaciar asientos, a extremar las medidas higiénicas, a reducir espectáculos y a buscar fórmulas híbridas que volvieran a llevar el teatro, la música, la danza y el circo en nuestra ciudad. A diferencia de otros festivales veraniegos de referencia, Barcelona no ha renunciado al espíritu del Grec y ofrece una programación que se ha ajustado, adecuado y versionado según las circunstancias. El caso de este espectáculo inaugural no ha sido una excepción.
A tocar! recupera números y fórmulas otros espectáculos, como si fuera una extensión de Là o de Falaise. Empieza con una impactante performance y enseguida nos reencontramos con personajes ya conocidos por los seguidores del grupo; pero lejos de ser un refrito el espectáculo deriva hacia una especie de exorcismo de la pandemia. Ver un payaso hablando de la muerte o un artista como Frederic Amat creando el espacio escénico en directo son algunas de las sorpresas con las que Baró d’Evel ha querido celebrar el teatro y echar a los malos espíritus. La poesía, evidentemente, acaba haciendo el resto, porque si de algo sabe este grupo es de vestir cualquier acción con un eco poético que enamora… y convence.