A teatro con Eduardo combina una gran cantidad de ingredientes para intentar cubrir todos los frentes: un autor de moda últimamente en Barcelona (Eduardo de Filippo), una comedia alocada para todos los públicos con guiños a los teatreros (en la primera parte), una tragicomedia intelectual (en la segunda parte), grandes actores de toda la vida (Bosch, Sampietro, Madaula… ), jóvenes actores que pisan fuerte (Laura Aubert, Robert González… ), música popular italiana, bellas imágenes de Nápoles, una escenografía monumental y una iluminación de ensueño. Pero a pesar de todo eso el caldo ha quedado insípido. Primera y segunda parte combinan mal, el ritmo general es lento y la segunda parte se hace larga, la grandiosidad de la puesta en escena casa poco con un texto más bien intimista y el conjunto resulta, en el mejor de los casos, aburrido.
Una auténtica lástima.