Soy una gran entusiasta del teatro dentro del teatro, como de la literatura dentro de la literatura. Tanto una cosa como la otra son un juego de espejos muy atractivo e intelectualmente muy estimulante que nos transporta a realidades casi paralelas. Esto es exactamente lo que ocurre en A la vora de l’aigua, de la compañía belga La Fabrique Imaginaire, integrada por los dramaturgos Ève Bonfanti e Yves Hunstad. Con tan solo una mesa verde y dos sillas como escenografía, los dos actores-autores nos cuentan una historia dentro de la historia.
La función tiene inicio en un momento indefinido de manera informal y vemos a los autores, que hablan de la obra que han escrito y que están a punto de empezar a ensayar. Pero al cabo de un rato se convierten en los actores de esta obra, de la que hacen todos los personajes indistintamente. Se trata de una comedia bucólica y naïf de la que interpretan una escena que sucede en un prado al borde del agua. El agua del lago es el espacio donde está sentado el público real.
El juego de espejos es original y divertido. En la primera parte tienen más protagonismo los autores, que reflexionan acerca de la escritura teatral, de la obra que han escrito y que aún quieren pulir, y sobretodo, de las didascalias —nosotros diríamos las acotaciones. En la segunda parte los autores desaparecen casi completamente y vemos la escena final de la obra. Pero todo sucede de manera continuada, sin cortes, con el flujo de texto muy bien enlazado.
Francesc Garrido y Alícia González Laá son los autores-actores. A él se le nota mucho oficio, puesto que actúa con una gran naturalidad y nos hace muy cómodo y real el personaje. En cambio, Alícia González Laá, a pesar del esfuerzo visible que hace, se ve un tanto rígida, con expresiones faciales postizas que no hacen totalmente redonda su interpretación, como sí que pasa con la de Garrido. No obstante, hay buena química entre ambos, y sumado a un texto altamente estimulante, A la vora de l’aigua se convierte en una obra muy recomendable, con dirección de Emilià Carilla, en el Teatre Akadèmia.