Especializado cada vez más, a raíz del éxito de Smiley, en la comedia romántica, Guillem Clua se ha atrevido, en esta ocasión, con un musical sobre el antes y el después de la ruptura de una joven pareja. Creado junto con Jordi Cornudella, la propuesta es un simpático entretenimiento en la línea de T’estimo, ets perfecte… pero centrado, en este caso, en la historia de una sola pareja. A pesar de su larga duración (más de dos horas con entreacto), la obra es muy dinámica, fresca y no pierde el ritmo en ningún momento. Los cuatro actores resultan muy carismáticos y las canciones combinan bastante bien la narración con los momentos humorísticos. En este sentido, el tema sobre las estaciones de metro de la línea 3 está, especialmente, inspirado. No obstante, a nivel de dirección, a Elisenda Roca continúa notándosele una cierta falta de experiencia y opta por las decisiones más funcionales que, en algunos casos, son demasiado impersonales. También el texto abusa de un cierto aire de sitcom televisiva, con líos y tramas muy manidas y previsibles. Por este motivo, cuando intenta ponerse más profunda o trascendental, el contraste no encaja y es difícil de ser aceptado en serio por el espectador. Esta descompensación es, seguramente, el peor defecto de este montaje que, por lo demás, funciona con sencillez y tiene suficientes cualidades comerciales como para complacer a casi todo el mundo.
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