Un enemic del poble es una de esas obras que nos recuerdan lo poco que cambiamos los humanos con el paso del tiempo. A pesar de su más de un siglo de antigüedad, podríamos creer que esta obra fue escrita antes de ayer. Un magnífico Pere Arquillué interpreta al doctor Stockmann, un hombre que solo comete un delito: defender la verdad sin tener en cuenta las consecuencias. Y, claro, cuando la verdad es incómoda, es fácil que las fuerzas vivas te recuerden que lo que haces perjudica el bien comúb (especialmente el suyo, claro está).
Con una dirección arriesgada, una escenografía sorprendente al principio pero muy versátil a medida que pasan los minutos y unos actores en estado de gracia (pienso especialmente en Arquillué, Pablo Derqui y Roger Casamajor), Un enemic del poble no deja espacio al optimismo pero sí a la reflexión, y nos regala un espectáculo de lo más recomendable.