Hay momentos, días o semanas en que se necesita desconectar del día a día y de uno/a mismo/a. Disfrutar y dejarse llevar. Y este espectáculo nos invita a todo esto y… a más. Divina diversión y desinhibición.
Con números increíbles que dejan con la boca abierta todo el espectáculo, esta producción representa las ganas de pasarlo bien, entretener y maravillar. Pese a que se pueda pensar a primera vista que se trata de un cabaret con la depravación y la sexualidad como única guía, la realidad es al mismo tiempo diferente y un poco parecida. Nada de aquello que se pueda imaginar preparará a la espectadora para lo que verá.
Un reparto entregado y con ganas de hacer disfrutar a todo el público, y un seguido de número que harán volar las dos horas aproximadas que dura todo. El punto fuerte es evidente, son todos los números acrobáticos que se pueden ver. Boca abierta y admirar (y padecer) todo el rato, esto es lo que hace el público la mayoría del tiempo. Se pregunta cómo se puede llegar a hacer cada número, mientras no queda duda que se trata del resultado de mucho entrenamiento y tenacidad.
Evidentemente, también hay algunos números subidos de tono y una complicidad buscada con cada persona del patio de butacas que redondean este cabaret. El maestro de ceremonias es clave para encajar todo el espectáculo, creando un hilo conductor entres números. Álex O’Dogherty es un gran showman y lleva a cabo muy bien su tarea, pero al mismo tiempo a veces dilata excesivamente su intervención y provoca que a la espectadora que tenía atrapada desconecte por unos momentos. Estas intervenciones demasiado alargadas quizás son fruto del guion a seguir o del tiempo que necesitan para prepararse entre actuaciones, pero alteran y disminuyen el ritmo del espectáculo.
La realidad es que en este espectáculo se tiene que entrar sin expectativas, con ganas de entregarse y con la mente abierta. Prepararse para todo aquello que se pueda vivir dentro de la carpa y dejarse fuera del recinto cualquier vergüenza o pudor. Se trata de pasarlo bien y olvidarse de todo.