A pesar de que, en ocasiones, parezca que no disfruta de un gran prestigio crítico, la comedia es un género amplio y versátil que puede llegar a denunciar ciertos estamentos con una contundencia que, en cambio, el drama y la tragedia, muy a menudo, no se pueden permitir. En este sentido, Europa Bull es una sátira política de primera categoría: absurda, ingeniosa, ridícula y malvadamente divertida. El espectáculo hace una parodia del fracaso del proyecto europeo (hoy más cuestionado que nunca) y de su imposibilidad de resultar útil más allá de simbologías banales o intereses económicos particulares. Con dramaturgia y dirección de Jordi Oriol, el montaje es una serie de gags que pueden recordar el humor de los Monty Python, Tricicle o series como Allo, allo o The Thick of It. La mezcla de inteligencia, mala leche y la simplicidad más infantil convierte el producto en una arma de gran potencia que acaba con todo aquello contra lo que decide disparar. No todos sus gags resultan igual de brillantes y, como todo espectáculo de sketches, es algo irregular. A pesar de esto, cumple con gracia y efectividad sus objetivos, hace pasar un muy buen rato y deja sobre la mesa una serie de interrogantes que tendrían que servir para qué nos cuestionamos, todos juntos y de una vez, un buen puñado de cosas, en realidad, muy serias que, quizás, hemos estado ignorando durante demasiado tiempo.
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