Era inevitable que, tarde o temprano y teniendo en cuenta los tiempos que vivimos, la poetisa Safo acabara teniendo una obra de teatro propia. Lo que quizás no esperaba es que fuera más bien un concierto de pop o una performance festiva, o ambas cosas a la vez. Christina Rosenvinge, Marta Pazos y María Folguera han creado un espectáculo que empieza con la muerte de Safo y que, poco a poco, va desgranando cuatro pinceladas de la vida de la autora. No esperéis encontrar demasiados datos -tampoco se conocen muchos- ni una estructura excesivamente clara. Más bien las creadoras se han dejado llevar por la música, por algunos versos… y sobre todo por una estética muy concreta.
Cuando entramos al teatro ya nos encontramos unas ruinas griegas envueltas con telas rosas. Unas nubes, también rosas, presiden el firmamento, mientras un grupo de mujeres vestidas de negro y gafas de sol lloran a su líder. A partir de aquí, cuadros plásticos muy resultones, muchas flores, la diosa Afrodita en persona, un casamiento controvertido y performances curiosas, como la de la sandía o la del títere. Pero nada nos acerca excesivamente a la figura de Safo, o al menos a mí me lo ha parecido. Incluso diría que no hay un mensaje claro y que se pierde la oportunidad de mostrar una Safo todavía más feminista, todavía más libre y todavía más luchadora. Quizás es que no he tenido bastante con las canciones…