EU Manzanares, autora residente de la Sala Beckett en la temporada 22-23, nos regala esta vez una trama bien elaborada entre teatro social y de salón.
“Nesun dorma”, (que nadie duerma) ordena a Turandot a su pueblo para que durante la noche desvelen el nombre de Calaf, el príncipe que la quiere conseguir. Turandot no es la princesa insensible y frígida sino la mujer valiente que busca venganza de los abusos que han sufrido sus antepasadas. Del mismo modo Manzanares, en forma de autobiografía, recuerda la miseria de la posguerra y la forma que tenía su abuela para conseguir comida. Mientras la abuela hacía donación de su sangre, una empresa se enriquecía y podía presumir de filántropa potenciando a los artistas y la cultura. La madre también estaba sufriendo humillaciones y las aceptaba como parte de su condición social. Como en la princesa Turandot, la rabia se acumula y explota en forma de venganza desproporcionada.
Toda esta trama se desarrolla en forma de capas. El pasado y el presente se alternan gracias a Laura Clos con una escenografía versátil y luminosa que permite diferentes espacios de forma ágil. Una gran cortina roja recuerda la elegancia de los antiguos teatros de ópera.
Uno de los momentos más interesantes de la obra es la conversación entre la guionista (espléndida Tai Fati), Júlia Truyol en el papel de directora y Pep Blasco como productor. La discusión se basa en la finalidad del teatro. Mientras la guionista defiende el teatro como denuncia o como crítica sociopolítica, la productora propone hacerlo a través de una historia personal que refleje la situación de injusticia. Es la eterna discusión sobre el sentido y la forma del teatro.
Júlia Truyol, camaleónica como siempre, demuestra en esta obra lo que ya sabíamos, la gran capacidad de adaptación a todos los papeles propuestos que los hace brillar con una profesionalidad exquisita. Como en “Viaje de invierno”, Pep Blasco nos sorprendió en su papel dramático. Aquí también demuestra sus grandes dotes interpretativas. El elenco se completa con Anna Barrachina y Queralt Casasayas ambas con conocidas trayectorias teatrales.
Como en Turandot, la ópera inacabada de Giacomo Puccini, la lucha contra las desigualdades continúa. Buena obra para reflexionar y gozar.