La Pulpe Teatro presenta en el Tantarantana su producción Un negrata de merda, un texto de Denise Duncan que pone de relieve las escenas de microviolencia que se dan a diario en nuestra sociedad y que, muy a menudo, no son denunciadas.
El texto de Denise Duncan trata, a partir de una situación anecdótica (una niña insulta a un niño negro en el patio del colegio llamándole “negrata de mierda”), de desarrollar un amplio abanico de situaciones y de zonas moralmente cuestionables para hacer reflexionar al espectador. Pese a la seriedad del tema, el texto permite escenas de humor e incluso contrapuntos cómicos que liberan tensión y funcionan muy bien. Escénicamente, la propuesta es interesante. Los protagonistas de la acción dramática (los niños) no aparecen, sino que se trata de una sucesión de encuentros entre los padres de ambos, haciendo así que el conflicto escénico no se quede en lo infantil, sino que el público vea cómo trasciende a la anécdota y se convierte en algo mayor.
El elenco (Dani Arrebola, Catalina Calvo, Anna Ferran, Salvador Miralles y Mar Pawlowsky) hace un gran trabajo, consiguiendo que el público pueda verse reflejado en sus acciones, sus sensaciones, sus respuestas, razonamientos… Tanto el texto como la actuación del elenco son muy notables, y consiguen darle un gran interés a la acción dramática y al desarrollo filosófico que se plantea acerca de cuan racista puede ser una persona indirectamente.
La representación tiene algunos momentos que desconciertan (un abuso, a mi parecer, de los recursos audiovisuales; o una escena final que quita importancia al clímax de la escena inmediatamente anterior), pero, en su totalidad, es muy recomendable además de necesaria, ya que provoca una reflexión posterior interesante y constructiva acerca de nuestro comportamiento y de todo aquello que no deberíamos permitir.