Este espectáculo lo podríamos calificar de radiografía, o mejor dicho de disección y desfragmentación de todo un género: el cabaré. Sol Picó ha querido hacer un homenaje al Paralelo, y una vez pasado por su estilo le ha salido un híbrido donde no faltan plumas ni ritmos de revista… pero tampoco reflexiones amargas y nostálgicas sobre el propio hecho de ser artista o de resistir los embates de la vida. Estas interesantes ideas se sustentan en pequeñas coreografías, momentos musicales a cargo del excelente Roger Julià y muchas partes habladas… que quizás resultan lo más difícil de encajar. Y no porque Sol Picó no las defienda con solvencia, sino porque pienso que dramatúrgicamente no acaban de estar bien ordenadas y la información que aportan distrae o bien nos desvía hacia caminos secundarios. Aun así, Malditas plumas tiene una estética que seduce y algunos momentos aislados que por si solo ya avalan todo el montaje. También habría que destacar la evocadora escenografía de Joan Manrique, y sobre todo el diseño de iluminación de Sylvia Kuchinow. En definitiva, un espectáculo que entusiasma a los seguidores de la coreógrafa y bailarina, que puede convencer a los que se acerquen por primera vez y que seguramente no decepcionará a los que busquen combinaciones tan poco ortodoxas como esta.
¡Enlace copiado!