Pues yo no creo que Luis Zahera sea un chungo. Según la RAE un chungo puede tener mal aspecto y Zahera, en un miniacto de exhibicionismo durante la obra, nos deja ver su tableta de abdominales (o lo que yo creí ver desde la fila 17). El chico no está mal.
Y la obra tampoco es chunga, tirando de la RAE puede ser algo “difícil o complicado” y este hombre lo hace muy fácil. Mira que me molestan a mí los aplausos intercalados durante todo el espectáculo y Zahera entrena al público para que no nos sintamos obligados, para que nos dediquemos a disfrutar y reír, sin tener que estar reforzando su ego con unas palmas, así da gusto.
Siempre he pensado que el formato monólogo es complicado, el que está en el escenario tiene que mantener la atención del público durante un período largo en esta era de la inmediatez. Pero si metemos la variable humor ya ni te cuento. Ponte tú a hacer reír a gente de diferentes lugares, edades, experiencias religiosas… toda una proeza. Y Zahera lo consigue porque más que chungo es un cachondo (perdonen lo coloquial de la expresión pero la RAE me vuelve a amparar con su sinónimo divertido). Y las risas vienen de detalles sencillos pero bien articulados, sin grandes artificios pero combinando una expresión gestual precisa ante un escenario vacío que se llena con este pedazo de actor.
No quiero desmantelar la obra con muchos detalles porque es preferible que si quieres pasar un buen rato, vayas a disfrutarlo, porque merece la pena.
P.D: me llevé a mi madre de 72 años y se lo pasó en grande, así que si no tienes ya pensado tu regalo para el Día de la Madre no se me ocurre algo más bonito que un poco de cachondeo.
Visto en 24/4/2023 – Teatro Capitol Gran Vía