El miedo acostumbra a paralizar a las personas, a no querer seguir adelante, a temer construir relaciones o no atreverse a probar cosas nuevas. Muchas veces este sentimiento proviene de alguna experiencia guardada en el cajón de la memoria. A veces simplemente hace falta un elemento para romper esta pequeña capa que ayuda a crecer y enfrentarse a todo lo que vendrá. Un libro y la historia que narra pueden ser el detonante.
Ya era difícil elegir La historia interminable para hacer una obra de teatro, pero ¿hacer un musical? Podría parecer imposible, alguien tenía que atreverse. A esta obra se puede llegar sufriendo porqué sobrevuela por la memoria la película de 1984, basada en la novela original de 1979. Para alguien que ha vivido la época de los 80, en que la fantasía estaba en el orden del día en libros y películas, el recuerdo siempre añade una pátina de sobrevaloración a aquello que ha visto, especialmente cuando ha sido en una época de felicidad infantil/juvenil. Pero eso no tiene que impedir ir esperando que la producción te sorprenda.
Para aquellos que no lo sepan, el protagonista es Bastian, un chico de unos 12 años que, huyendo de sus compañeros de clase, que lo mortifican cada día al salir de la escuela, acaba refugiándose en una librería. Allí descubre un libro que lo llevará al mundo inimaginable de Fantasia donde él, como lector, tendrá mucho que decir. Personajes fantásticos y una lección de vida son los ejes principales de la trama.
Aunque al inicio cuesta un poco entrar por alguna decisión artística no muy acertada – a veces es necesario saber distribuir un poco mejor el presupuesto-, la obra pasea ante la espectadora con una fuerza creciente. Poco a poco, y a medida que avanza la trama y se van conociendo los personajes, se va contagiando por el patio de butacas la emoción y la ilusión de un mundo donde todo es posible, con paisajes delirantes y al mismo tiempo reconfortantes.
La escenografía se adapta a la magnitud de la historia de manera cuidadosa y detallada, creando un marco mágico donde cada canción que se comparte hace crecer la espectacularidad del musical. Con un reparto entregado totalmente a sus personajes y unas voces increíbles van arrastrando al público en una experiencia conjunta divertida e inmersiva.
Las canciones van entrelazando las tramas de los diferentes personajes de Fantasia, donde destacan algunas voces muy potentes y características como son las de Elena González (Emperatriz infantil), Joseán Moreno (Koreander), Noemí Gallego (Xayide) o Álex Forriols (Gmork).
Un espectáculo muy laborioso que consigue que la espectadora, por un par de horas, vuelva a ser la niña ilusionada del pasado.