Cuando las travestis se ponen serias

Jo, Travesti

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Jo, Travesti → La Villarroel
01/10/2023 - Centre de les Arts Lliures

Ya hace años que Roberto G. Alonso nos regala espectáculos que están a medio camino entre el cabaret, la poesía y el mensaje reivindicativo. Lo hemos visto en A mí no me escribió Tennessee Williams, Laberint Streptease, Agárrate o las mismas incursiones al Cabaret 13, ahora ya desaparecido. Este nuevo monólogo -que tampoco es un monólogo propiamente dicho- vuelve a apostar por el mismo tono, pero con la temática de las travestis como eje central. De hecho, se trata de un encargo del mismo artista al dramaturgo Josep Maria Miró, que construye una especie de tesis sobre la reivindicación del transformismo. Empieza haciendo un repaso histórico del género para pasar, ya en la parte final, a centrarse en la vida –inventada o no- del propio Alonso.

La obra juega todo el rato con la verdad y la ficción, ya desde los primeros minutos. Cuando todo empieza se nos explica una historia en primera persona, pero después se nos dice que no pertenece al artista y que durante todo el espectáculo escucharemos historias propias y prestadas. El montaje parece construirse sobre la marcha, a pesar de estar firmemente escrito. Un buen ejemplo sería la parte del relato biográfico, donde Jordi Cornudella –el músico y actor que acompaña a Alonso- interroga al artista como si estuviera poseído por el dramaturgo. Un giro aparentemente complicado, que en escena se resuelve muy fácilmente y con bastante humor.

Ahora bien, este no es un espectáculo con demasiado humor, ni tampoco un cabaret convencional. Da la sensación, a veces, que el texto encorseta en exceso una obra que podría haber sido más libre y alocada, como marca el género en cuestión. Es por eso que al final uno no sabe cómo lo sorprenderán ni hacia donde derivará la historia, a pesar de que hay pequeñas sorpresas y números aislados muy potentes (el del juego de palabras o el del playback de Rita Pavone). Lo que queda claro en poco más de una hora es la reivindicación del mundo travesti, y si por eso hay que ponerse serio no seré yo quien ponga ninguna pega. Los minuto finales, sencillamente, son magia pura.

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