Sílvia Munt y Pau Miró vuelven a coincidir después de la adaptación de Dogville, hace ya unas pocas temporadas. Y lo hacen con la supuesta adaptación de otro clásico del cine, concretamente de Eva al desnudo. Digo «supuesta» porque está claro que el guion de Joseph L. Mankiewicz ha servido más bien como inspiración. Se ha partido de la idea principal (una actriz joven que intenta aprovechar la decadencia de una actriz madura) y de algunos rasgos de los personajes originales, pero la peripecia argumental, las decisiones de los protagonistas o el mismo final no tienen nada a ver. Aquí se ha optado por cierta ambigüedad, más que por el triunfo amargo de aquella ambiciosa Eva Carrington que hacía Anna Baxter. Los personajes de Miró tienen más matices y se nos hacen más humanos, pero no sé si consiguen la contundencia que el espectador espera del drama planteado…
Lo que está claro es que el cinismo y la mala intención siguen siendo los motores de esta historia. Los personajes de la actriz madura y del crítico son los que más inciden en este aspecto, a pesar de que en ocasiones se encuentran metidos en una situación (todo el tramo del accidente) que despista y nos saca del conflicto principal. Los otros personajes tienen también sus momentos, como por ejemplo la interesante trama con el marido que hace de director, pero creo que la relación con la actriz joven queda desdibujada.
Las interpretaciones son en general más que correctas, pero Emma Vilarasau vuelve a lucirse alardeando de todos los recursos que ya le conocemos. Su Eva no defrauda, pero nos deja con la sensación de que quizás podría haber brillado más con otro envoltorio. De todas formas, el público la aprecia, la sigue y la aplaude con fervor en un tramo final que parece cumplir una de las premisas que se explican en la obra para poder conquistar al público: «elevas el tono, vas subiendo la música, fundes a oscuro y el público responderá enardecido».