Lo petaron todo la temporada pasada y continuaran llenando toda la sala a pesar de las restricciones pandémicas. Descubrí La Calòrica en “Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I” (2010) con la que se fundó la compañía en 2010 y que se volvió a representar al cabo de 10 años. Después de ésta y otras obras, la Calòrica ya se ha consolidado como una compañía de éxito por un trabajo profundo sobre la sociedad y el alma humana con todos sus defectos y cualidades. Es la sátira llevada tan al límite que desencadena una carcajada constante. Tanto es así que tienes que estar atenta para no perderte ni una sola palabra que pueda quedar sofocada por tu propia risa. Es una secuencia ininterrumpida de situaciones llevadas al límite de la crítica. El ritmo es tan rápido que sales del teatro sabiendo que te has perdido muchas cosas. De esta manera, cada espectador se queda con una escena, como si cada uno de nosotros no hubiésemos asistido al mismo teatro. La velocidad vertiginosa de la obra nos lleva a quedarnos con detalles que los demás no han captado, hasta que más tarde, poco a poco vas recomponiendo todo. Es una obra cargada de sentido que debería verse dos veces para recuperar todos los momentos.
La Calòrica investiga a fondo y lleva a escena este entramado de política y sociedad ya presente en la Roma a.d.c. Por esto adapta una obra de Aristófanes y critica la democracia, el populismo y la sociedad neoliberal así como el comportamiento de las masas frente a un líder interesado más en su propio éxito que en el bien común.
Bajo la dirección de Israel Solà, los tres actores y actriz brillan con luz propia. Aitor Galisteo-Rocher era la reina en “Feísima” y es en “Els ocells” la democracia, la madre pájaro, un pajarraco y, aunque vaya cambiando de papel y de vestuario, es inconfundible. Esther López, la mujer de las mil caras es versátil y ágil en el escenario. Pep Ambrós, invitado por la Calórica en esta obra es el representante del capitalismo, del poder, de la manipulación de las masas. Xavi Francès es otro personaje cambiante, el pájaro, el Capital, la Iglesia. Magnífica interpretación de los cuatro. Albert Pascual no nos sorprende porque conocemos su gran trabajo como escenógrafo y creador de vestuario.
La dramaturgia (Joan Yago) es sencilla pero efectista. Todos los actores y actriz colaboran en los cambios de escenario como acostumbran a hacer en todas las obras de la Calòrica.
Por todo ello, creo que es imprescindible que vayáis o la volváis a ver. Yo creo que repetiré.