Últimamente muy presente en nuestra cartelera (Les bruixes de Salem, Panorama des del pont), el teatro de Arthur Miller siempre resulta de interés aunque sea para reencontrarse o descubrir la enorme profundidad de sus textos. A pesar de no ser de los más conocidos, El preu contiene algunas de las constantes en la obra del dramaturgo norteamericano: la incomodidad de las normas sociales, la complejidad de las relaciones humanas o la mirada crítica al American way of life. El protagonista de la obra, interpretado por un espléndido Pere Arquillué, presenta muchos rasgos del antihéroe milleriano, con unas fuertes convicciones morales y una aura de fracaso que lo llena de una rabia y frustración que no sabe cómo canalizar. Con la tasación de unos muebles viejos como punto de partida, el autor utiliza la ocasión para mostrar la parte menos amable del vínculo fraternal en el núcleo de las familias. La actriz Sílvia Munt, que ya había demostrado cierta solvencia como directora con la adaptación de Dubte con Rosa Maria Sardà (entre otros montajes), aprovecha muy bien el talento de su reparto estelar manteniéndolos en el registro sutil que el espectáculo requiere. La atmósfera inquietante propia de este tipo de drama, subrayada con una música y escenografía muy sugerentes, completa la eficacia de esta propuesta hecha con muy buen gusto. Lo único que se le puede reprochar, de hecho, es el exceso de conservadurismo y su concepción clásica. Hay que reconocerlo: no arriesga. Pero también hay que reconocer que acierta.
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