Si hay una cosa que nos mueve como seres sociales es el amor. De cualquier tipo, ya sea familiar, romántico o amistoso.
Bajo el paraguas de un seminario para conocer a la persona ideal con quien pasar el resto de su vida, los protagonistas de esta historia se embarcan en una reflexión sobre la soledad y la necesidad de tener a alguien a quien querer y que te quiera.
El texto, estructurado en 13 meses de diferentes años, empieza por la ruptura de la relación de los protagonistas y, después, se producen diversos flashbacks a momentos claves que los han llevado a este momento. Sin entrar mucho en que los lleva a romper la relación, todo tiene su origen en este seminario de amor, dirigido por una pareja també con una historia peculiar y muy bien trabada.
Con unos personajes muy bien escritos y descritos a lo largo de la narración, vamos descubriendo sus personalidades de una manera natural y nada apresurada. El desarrollo de la trama tiene un ritmo adecuado, destinando el tiempo necesario para cada escena, el misterio de la historia capta la atención del espectador desde el primer momento hasta el final.
Marc Rius, como gurú del seminario de amor cumple todas las expectativas, como acostumbra a hacer, creando un personaje atrayente y dinámico que emite fuerza y pasión en cada intervención. Su pareja en la ficción, a quien da vida Patrícia Bargalló, es también un torrente de pasión y energía por todos sus poros. Guillem Gefaell y Isis Martín, la pareja enamorada que romperá (o que han roto, según como se mire), nos captivan con su química, con sus dudas y sentimientos contradictorios, con su capsula de realidad en cada paso de la relación.
La puesta en escena es un personaje más de esta ficción, sobria y llana, tiene una envoltura sonora magnífica que sitúa al espectador en una realidad paralela muy adecuada para toda la trama.
Reflexión vital, pensamientos de amores y risas, entre avergonzados y sinceros, eso provoca esta producción que nos recuerda por qué no queremos estar solos/as.