Comicidad impostada

Caiguts del cel

Caiguts del cel
16/09/2015

La comedia francesa, a diferencia de la norteamericana, presenta, habitualmente, fórmulas vodevilescas con una idiosincrasia especial que no mecaniza tanto el gag y depende mucho más del tono, los matices y los roles sociales. En manso de en Sergi Belbel y protagonizada por un grupo de actores más que solvente, Caiguts del cel, en principio, tenía todo el potencial para ser un montaje elegante, sutil y divertido en el sentido más digno del término. Desgraciadamente, de este texto de Sébastien Thiéry (que tiene fragmentos inspirados pero, en conjunto, no es brillante) se ha potenciado la exageración por encima de cualquier otra alternativa. Parece que, en un intento de conectar con el público más popular, Belbel dirige a una Emma Vilarasau y un Jordi Bosch pasados de rosca, jugando con extraños tonillos y reacciones impostadas que acaban por molestar. La historia es original (sobre todo por su punto de partida) pero su mezcla entre el teatro del absurdo y el género de enredos y malentendidos es forzada y no termina de funcionar, puesto que, finalmente, no es ni una cosa ni la otra. Sin embargo, ciertas situaciones, como la primera conversación con la limpiadora (genial Anna Barrachina), son bastante graciosas, a pesar de que, a veces, se alargan y acaban para impacientar el espectador. Pero lo peor de todo es su precipitado giro final: pretencioso, incoherente y muy cerca del ridículo. Las intenciones metafóricas del autor son loables pero, si de verdad se quiere apuntar tan alto, haría falta, al menos, evitar recursos tan obvios.

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