Los vodevils o las comedias de boulevard son un género que en Francia siempre ha gozado de muy buena salud, desde las piezas clásicas de Labiche o Feydeau hasta las más contemporáneas de Delaporte, Patellière o Francis Veber. Desde hace años, el actor y autor Sébastien Thiéry también se ha incorporado a esta notable galería de autores de comedia, con la particularidad de que él une el vodevil clásico con la tradición del teatro del absurdo. La mezcla es peculiar, y no del gusto de todo el mundo, pero en su país es a menudo nominado y premiado en los prestigiosos premios Molière y, además, disfruta de un gran reconocimiento popular. En Barcelona, sin embargo, su carta de presentación será este Caiguts del cel, que aún no sabemos si le acabará haciendo buena o mala publicidad…
Lamentablemente, el montaje adaptado y dirigido por Sergi Belbel presenta muchas trabas. Para empezar, el tono que se ha dado a la pieza parece imitar al de otras muchas comedias populares que vemos en Barcelona, sin contar que al frente tiene dos actores capaces de creaciones infinitamente más sutiles. Por lo tanto, no es plato de buen gusto ver la impostación de Emma Vilarasau y Jordi Bosch, que con mucha menos energía también habrían sido capaces de clavar los chistes. La que sale más beneficiada, en cambio, es Anna Barrachina, que con su creación de la asistenta ucraniana consigue las escenas más exitosas del montaje. Por lo tanto, estamos ante una comedia de situación a la que, curiosamente, le faltan situaciones cómicas y le sobran unos cuántos minutos. Un espectáculo que a mi parecer no funciona… pero que seguramente tendrá un éxito de público más que notable.