Broadway a capella era una de las apuestas del Teatre Onyric para esta temporada. Desde un primer momento la idea del espectáculo resultaba atrayente, puesto que consistía en recuperar varias melodías de teatro musical -desde los clásicos a los éxitos más recientes- pero solo con la voz. Finalmente, la propuesta también ha servido para presentar en sociedad y de una forma más o menos oficial a trece jóvenes cantantes que ya forman parte de la nueva generación de actores de musical de Barcelona. Algunos de ellos ya los hemos visto recientemente o los veremos en breve en otras producciones, pero está claro que el formato del espectáculo es el de una carta de presentación en toda regla.
La idea de interpretar a capella diversas melodías muy conocidas funciona bastante bien y demuestra que detrás hay un trabajo cuidadoso y preciso, pero también es cierto que con algunos temas funciona mejor que en otros. El montaje empieza con un medley de The greatest showman, y durante los 75 minutos de duración también se pueden escuchar las recopilaciones de Les misérables o The sound of music. No falta el recordatorio de clásicos incombustibles como West Side Story o Funny Girl, y el recuerdo a Andrew Lloyd Weber con algunas canciones de The phantom of the opera y Jesus Christ Superstar. El concierto, sin embargo, no se olvida de musicales más contemporáneos, y en este caso las repescadas son Wicked, Dear Evan Hansen o Hamilton. Todos los temas, o casi todos, se interpretan con gran profesionalidad… a pesar de que el recurso del beatbox resulta a ratos un poco demasiado machacón. En definitiva, un espectáculo que pasa como un suspiro, que deja un buen regusto… pero que quizás necesitaría algo más de dramaturgia o producción para disfrazar el objetivo principal, que no es otro que el de presentarnos a un nuevo relevo generacional.