No puedo parar. No puedo parar de tararear las canciones de este musical. Y como a mí, seguro que le pasa a todo el público que asiste. Toda aquella persona que viva o pasee por la ciudad de Barcelona se verá reflejada en algún momento u otro en los personajes que nos presentan tan magistralmente encima del escenario.
El musical de Pau Barbarà nos lleva a acompañar a cuatro jóvenes por la ciudad condal a la búsqueda de sus sueños, deseos y vivencias. Hay un chico romántico obsesionado con las comedias románticas de Hugh Grant que cree que él puede ser el protagonista de su propia película, una fotógrafa dolida por un engaño sentimental que no acaba de encontrar el valor para luchar por aquello que quiere, una chica pija que descubrirá que la vida no es tan fácil como se pensaba cuando decide independizarse, y un chico obsesionado por conseguir el éxito profesional olvidando el personal. Y como escenario de estas vidas, que todas se cruzarán en un momento u otro, la ciudad, como telón de fondo y también como inspiración.
13 canciones originales que se meten en la cabeza del/la espectador/a conectando desde la primera, con una dirección marcada por el conocimiento y la experiencia de Marc Flynn y Dídac Flores que, con poca parafernalia, consiguen el objetivo de captivar al público instantáneamente. Hay momentos para la exaltación de grupo y otros para disfrutar de los matices de cada personaje en la soledad de sus pensamientos, transformados en notas y palabras musicalizadas.
Coreografías sencillas y eficaces, escenografía de las mismas características, y unos intérpretes que enamoran en cada interrupción a escena. Jaume Casals está encontrando en el musical y las comedias un gran registro donde navega con tanta comodidad como lo hace su personaje en la oficina. Anna Piqué desprende la ilusión de la fotógrafa a la que da vida, nos transmite una sensación de total transparencia y veracidad. Mireia Òrrit es el gran descubrimiento de esta producción, con su voz llena de matices nos evoca a una ternura familiar hacia su pija de Sarrià. Cada acción suya provoca la risa general del público, un auténtico imán para todos los presentes. Àlex Sanz, o su personaje, puede ser nuestro Hugh Grant o lo que quiera, porque su presencia es simplemente mágica. Una voz cálida y cargada de emoción que te hace pasear por el Paral·lel, deseando ver todo lo que él ve.
Un musical sin pretensiones grandilocuentes que le da un repaso a más de uno de gran formato. Un equipo talentoso y joven que demuestra en cada escena que se pueden llegar a hacer producciones genuinas e inspiradoras con ganas y talento.