Un díptico memorable

Àngels a Amèrica

Àngels a Amèrica
02/11/2018

Últimamente, es difícil hablar de un trabajo de la Kompanyia del Lliure sin hacer mención a alguna de las polémicas en las que, por desgracia, se han visto inmersos. Sin embargo, siendo justos, si nos atenemos a la calidad artística de sus montajes, a su talento interpretativo y su profesionalidad como intérpretes, no deberíamos dedicarles más que elogios, dejando a un lado las controversias. En concreto, este Àngels a Amèrica supone, finalmente, una despedida precipitada del grupo pero también la cumbre de su trayectoria y el logro de un hito ambicioso del que han salido más que bien parados. La obra es un díptico memorable que contiene todo el daño que el SIDA, la religión y la política hicieron al colectivo gay en el contexto norteamericano de los años 80 para conducirnos a una bella y necesaria catarsis colectiva. Su director, David Selvas, ha sabido captar este espíritu reivindicativo, además, de saldar con dignidad la deuda pendiente que el teatro catalán tenía con la segunda parte de este espectáculo. La Kompanyia, con una entrega encomiable y la ayuda de los veteranos Pere Arquillué, Vicky Peña y Òscar Rabadan, puede estar orgullosa de haber llevado a cabo la proeza de hacer funcionar este inmenso, en muchos aspectos, inabarcable texto de Kushner. Cierto es que ha sido un error no haber contado con la colaboración de un actor negro para el papel de Belice por una cuestión de sentido común y justicia social y que, quizás, la falta de un auténtico gran presupuesto hace que, en algunas escenas, falte espectacularidad. Aún así, el conjunto contiene mucha emoción y momentos de una belleza inolvidable como, por ejemplo, todas las apariciones del ángel (Raquel Ferri). Se trata, en definitiva, de una propuesta que, por muchos motivos, recordaremos durante décadas. Gracias, Kompanyia.

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