Cuando uno tiene un texto inteligente entre las manos y unos actores competentes y totalmente dispuestos (excelentes María José Cordonet y Gabriel Beck), se puede decir que el trabajo ya está medio hecho. En el caso de 8 veces te dejo, que tiene los fundamentos firmemente plantados sobre estas dos columnas, el éxito entre el público está cantado. Un público, por cierto, que disculpa los graves problemas de visibilidad de Sala Leopoldo Fregoli (La Seca), la pobre iluminación y la ausencia casi total de coherencia estilística. Ya sé que son cosas superfluas, y que no perjudican un buen espectáculo que aguanta «lo que le echen», pero si se resolvieran estaríamos muy cerca de la excelencia absoluta. Quizás más adelante, y en alguna otra sala, se conseguirá… porque estoy seguro que tenemos espectáculo por mucho tiempo.
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