El último espectáculo del coreógrafo belga-marroquí Sidi Larbi Cherkaoui, interpretado en una versión al aire libre con los bailarines del Ballet du Grand Théâtre de Genève y de Eastman. Una exploración familiar se combina con un homenaje a la víctima de un crimen racista y homófobo registrado en Bélgica en el 2012.