En un momento de duda y fragilidad, Scarpia grita: “Tosca, mi fai dimenticare Iddio!”. ¿Quién no ha olvidado en algún momento quién es?

Sinopsis

“Y avance a lui temía tutta Roma”, Floria Tosca, fin del acto II (Tosca)

Floria y Mario, son dos enamorados que defienden su amor en libertad, pero los celos de ellos encontrará un trágico final por el trío protagonista como consecuencia de la asfixia de la religión y el aparato político. El miedo a Dios como herramienta de dominación política y de manipulación social en un drama en el que la música subraya la psicología de los personajes.

Estrenada en Roma en 1900 (y en 1902 en el Liceu), Tosca retrata cómo pesan las sospechas de una prima donna sobre el destino de su amante. Una heroína inmortal que es femenina fatale de fin de siéculo, pero también estereotipo de la mujer moderna comprometida, se enfrenta a Scarpia, que, como jefe de policía, es punitivo y sádico, pero con una debilidad obsesiva: la diva. Los acuerdos demoníacos que abren la ópera serán el leitmotiv de los intercambios violentos del segundo acto.

En esta nueva producción estrenada en La Monnaie y coproducida por el Gran Teatre del Liceu, entre otros, el director español Rafael R. Villalobos pone de relieve la presión política, moral y social sobre el público combinándolo con el universo opresivo que vivió Pier Paolo Pasolini (asesinato porque se le consideraba enemigo del gobierno) y los tormentos personales de Caravaggio revisitados por Santiago Ydáñez.

Esta presión, que el Vaticano ejerce urbi et orbi, hace que los personajes de Tosca sean auténticas marionetas. ¿Cómo van a poder mantener sus creencias intactas cuando todo lo que tienen a su alrededor está contaminado de corrupción y despotismo? ¿Cómo reaccionará Floria Tosca cuando la línea entre poder pervertido y dogma religioso se vuelva demasiado porosa? Su salto al vacío no sólo será físico sino una salida necesaria para mantenerse auténtica y libre. Horror y devastación colindantes con la belleza.

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Sinopsis

“Y avance a lui temía tutta Roma”, Floria Tosca, fin del acto II (Tosca)

Floria y Mario, son dos enamorados que defienden su amor en libertad, pero los celos de ellos encontrará un trágico final por el trío protagonista como consecuencia de la asfixia de la religión y el aparato político. El miedo a Dios como herramienta de dominación política y de manipulación social en un drama en el que la música subraya la psicología de los personajes.

Estrenada en Roma en 1900 (y en 1902 en el Liceu), Tosca retrata cómo pesan las sospechas de una prima donna sobre el destino de su amante. Una heroína inmortal que es femenina fatale de fin de siéculo, pero también estereotipo de la mujer moderna comprometida, se enfrenta a Scarpia, que, como jefe de policía, es punitivo y sádico, pero con una debilidad obsesiva: la diva. Los acuerdos demoníacos que abren la ópera serán el leitmotiv de los intercambios violentos del segundo acto.

En esta nueva producción estrenada en La Monnaie y coproducida por el Gran Teatre del Liceu, entre otros, el director español Rafael R. Villalobos pone de relieve la presión política, moral y social sobre el público combinándolo con el universo opresivo que vivió Pier Paolo Pasolini (asesinato porque se le consideraba enemigo del gobierno) y los tormentos personales de Caravaggio revisitados por Santiago Ydáñez.

Esta presión, que el Vaticano ejerce urbi et orbi, hace que los personajes de Tosca sean auténticas marionetas. ¿Cómo van a poder mantener sus creencias intactas cuando todo lo que tienen a su alrededor está contaminado de corrupción y despotismo? ¿Cómo reaccionará Floria Tosca cuando la línea entre poder pervertido y dogma religioso se vuelva demasiado porosa? Su salto al vacío no sólo será físico sino una salida necesaria para mantenerse auténtica y libre. Horror y devastación colindantes con la belleza.

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