Sinopsis
Moeder, la segunda entrega de la trilogía que empezó con Vader (Pare, 2014) y finalizará con Kinderen (Fills, 2018), es una obra sobre la memoria que explora hasta qué punto el tejido de la vida es un mosaico o una red que componemos colectivamente. Peeping Tom trata el tema y la figura central (la memoria y la madre) de este espectáculo con la misma mirada sensible y sarcástica con que aborda todas sus producciones. Moeder es divertida e inquietante a la vez. Perturbadora pero extrañamente familiar: reconocemos la fascinación que nos produce la sensación que el mundo nos sobrepasa, la misma mirada con que observamos, divertidos, nuestros intentos titubeantes de hacer encajar este mundo en nuestras concepciones. No es extraño, pues, que los intentos de los intérpretes para construir la figura de la madre y sus mundos interiores provoquen, a la vez, la desconstrucción.
Gabriela Carrizo (Argentina) y Franck Chartier (Francia) fundaron Peeping Tom en 2000. El sello de la compañía es una estética hiperrealista anclada en un escenario concreto. En sus obras, los directores crean un universo inestable que desafía la lógica del tiempo y del espacio: el aislamiento nos conduce a un mundo inconsciente de pesadillas, miedos y deseos del cual los directores se sirven hábilmente para mostrar la parte oscura de un personaje o de una comunidad. En su exploración del lenguaje del movimiento y la interpretación, nada es nunca gratuito y la condición humana siempre está presente como fuente de inspiración inagotable. Mediante el uso de técnicas de edición cinematográfica, consiguen ampliar los límites de la trama, que siempre aparecen como un contorno más que no como un elemento perfectamente definido.
Han recibido muchos premios de prestigio, como por ejemplo el premio al Mejor Espectáculo de Danza en Francia 2015 por Le Salon.