Una docena de artistas se reúnen en un gran espectáculo intergeneracional para celebrar los cincuenta y cinco años de la publicación de un disco mítico en la historia del rock en catalán.
Sinopsis
En el universo sonoro de Pau Riba se reconocen muchos de los que crecieron a finales del siglo pasado escuchando Taxista, L’home estàtic o Noia de porcel·lana, pero también muchos jóvenes músicos de hoy que vieron en el maestro Pau Riba una influencia sin la que la música del país no habría sido la misma.
Todas las mencionadas son canciones de Dioptria, un disco doble (o quizás una caja de sorpresas lisérgicas para los oídos del año 1970) que comienza con Kithou. La canción describe la danza en la playa de la chica de este nombre mientras “Nosotros mirábamos sin hacer ruido / Era como un sueño de una noche de verano”. Y este sueño de una noche de verano es, precisamente, lo que quiere hacer realidad Pau Riba: Dioptria, 55, un espectáculo intergeneracional en el que doce músicos del presente y veteranos revisan, reinterpretan y recrean todos y cada uno de los temas de Dioptria.
Todo ello, ambientado en una escenografía que evoca la Formentera de los años setenta. Un escenario clave en la maduración del artista durante el período de transición entre el primer y el segundo volumen de Dioptria, así como en el nacimiento —de parto natural en el hogar de La Mola— del también legendario Jo, la donya i el gripau. Este viaje emocional por los primeros años de la carrera del músico tiene la implicación directa de Caïm Riba, también músico, hijo del artista. Acompañados de los indispensables The Mortimers, un variado conjunto de músicos deudores y admiradores revivirán el mítico doble álbum en una noche de verano que sí, promete ser un sueño hecho realidad.