La incoronazione di Poppea, producción firmada por Calixto Bieito, estrenada en el Opernhaus Zürich en 2018, ha sido uno de los espectáculos más exitosos de las últimas temporadas. Aclamada tanto por público como por críticos, debe parte de esta magia a Rebecca Ringst, que conectó al público con el escenario como nunca antes.
Sinopsis
Estrenada durante el invierno de 1642 en el Teatro Santi Giovanni e Paolo (Teatro Grimano) de Venecia, la última ópera de Monteverdi fue escrita a partir de un libreto de Giovanni Francesco Busenello, miembro de la libertina Accademia degli Incogniti, de costumbres inmorales abiertamente críticos con la religión cristiana. Por primera vez en su género, la ópera pasaba de los palacios a los teatros, abriéndose a todos y basando por primera vez su argumento en hechos históricos y no mitológicos, como ocurría con L’Orfeo.
La Poppea de Monteverdi, El Oracolo della Musica, a pesar de tener 380 años, revela rasgos sorprendentemente modernos, con profundidades y pasiones que son equivalentes a las de nuestro tiempo. Monteverdi capturó brillantemente la naturaleza musical de la histeria tiránica de Nerón y la sensualidad irresistible de Poppea. Monteverdi utiliza palabra y música para conseguir un drama de alto nivel, mezclando de forma virtuosa comedia y tragedia.
Julie Fuchs vuelve a revisitar al personaje de Poppea de forma sensual. Ni los contratiempos ni las derrotas serán obstáculos para dar su salto al vacío y alcanzar sus planes: pasar de ambiciosa cortesana a ser coronada emperatriz. Por otro lado, junto a Nerón disfrutaremos del contratenor David Hansen: un adicto impotente ante la belleza de Poppea y también de su palabra (no tiene reparos en convencer a Séneca para suicidarse). En su amoralidad luchará por ver a Ottavia (esposa de Nerón) en el exilio, en la voz de Magdalena Kožená, y Ottone, cantado por Xavier Sabata.
En el podio, Jordi Savall, conocedor único de estos repertorios, nos ofrecerá los misterios de esta partitura considerada perdida durante siglos y redescubierta en 1888. Una ópera moderna llena de ingredientes como el erotismo, la ambición o la fascinación por el poder que culmina con el precioso dúo de infinita melodía “Pur ti miro, pur ti godo”, atribuido a Benedetto Ferrari.