Sinopsis

Lo visteis en cine en La grande bellezza y Viva la libertà. El incomparable Toni Servillo nos sirve a Eduardo De Filippo en una historia de odio, envidia, hipocresía y corrupción moral.

Le voci di dentro es la pieza con que Eduardo, manteniendo una atmósfera suspendida entre la realidad y la ilusión, desgrana de un modo profundo y con determinación las conciencias culpables de sus personajes y, por extensión, la del público. Alberto Saporito, su protagonista, sueña que ha sido asesinado un amigo suyo y cree que sus vecinos han cometido ese crimen de verdad. El crimen establece los oscuros mecanismos de la sospecha y la acusación, hasta alcanzar la autentica “atomización de una conciencia culpable”, de la que Alberto Saporito es a su vez testigo y trágico cómplice, incapaz de hacer algo por redimirse.
Eduardo escribió esta pieza a finales de la Segunda Guerra Mundial, dibujando con precisión un declive de valores que iba a reflejar la sociedad mundial de las décadas siguientes. Y todavía hoy parece que Alberto Saporito baje del escenario y se acerque a los espectadores para decirles que la historia que cuenta les afecta, a ellos, porque todos somos víctimas de otro periodo de posguerra espiritual, aturdidas por la indiferencia.”
Toni Servillo

Idioma:
Catalán
Italià
Sinopsis

Lo visteis en cine en La grande bellezza y Viva la libertà. El incomparable Toni Servillo nos sirve a Eduardo De Filippo en una historia de odio, envidia, hipocresía y corrupción moral.

Le voci di dentro es la pieza con que Eduardo, manteniendo una atmósfera suspendida entre la realidad y la ilusión, desgrana de un modo profundo y con determinación las conciencias culpables de sus personajes y, por extensión, la del público. Alberto Saporito, su protagonista, sueña que ha sido asesinado un amigo suyo y cree que sus vecinos han cometido ese crimen de verdad. El crimen establece los oscuros mecanismos de la sospecha y la acusación, hasta alcanzar la autentica “atomización de una conciencia culpable”, de la que Alberto Saporito es a su vez testigo y trágico cómplice, incapaz de hacer algo por redimirse.
Eduardo escribió esta pieza a finales de la Segunda Guerra Mundial, dibujando con precisión un declive de valores que iba a reflejar la sociedad mundial de las décadas siguientes. Y todavía hoy parece que Alberto Saporito baje del escenario y se acerque a los espectadores para decirles que la historia que cuenta les afecta, a ellos, porque todos somos víctimas de otro periodo de posguerra espiritual, aturdidas por la indiferencia.”
Toni Servillo

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Espectadores/as
  • Llorenç Prats Canals
    Llorenç Prats Canals
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