A La lenta pesquisa David Milosz, un psicólogo en plena crisis matrimonial, tiene un sueño… sueña que acude a una tarotista que le anuncia tres predicciones: una mujer joven se suicidará, un espíritu del pasado llegará a sanarlo, un viejo amor volverá para tener una segunda oportunidad.
En esta obra, la estructura de un sueño real se convierte en la estructura misma de la pieza. Sin embargo, este “onirodrama” -en términos de José Sanchís Sinisterra- nos plantea varios misterios… Asistimos al sueño del psicólogo o el psicólogo forma parte del sueño? Las lealtades afectivas hacia nuestros orígenes, hacia las narraciones de nuestra familia, o hacia las propias auto narraciones que nos configuran, ¿no son un sueño del cual no sabemos como despertar? Somos yo una invención de nuestra familia o nuestra familia es una invención nuestra? Por eso mismo, este monólogo polifónico puede ser posado en escena con un actor o con trece, o con los cuales decida su directora o su director. Se trata de un monólogo o de un texto coral? Parla, quizás, de un inconsciente colectivo? Como diferenciar la voz del eco? No vendrá primero el eco que la voz? No vivimos todos, de hecho, un sueño dentro de otro sueño?
Quién es David Milosz? Donde empieza él y dónde empiezan los otros? Cómo construirá un futuro con su pareja, si no sabe quién es? Cómo analizará un paciente, si no se entiende a sí mismo?
La lenta pesquisa querría ser un recorrido por un laberinto interior en la busca de una reconciliación con la capacidad de estimar y con el cuerpo.
La lenta pesquisa busca ser un texto “narratúrgic”.
La propuesta de Marta Gil para posar en escena la obra con tres actores corresponde a una estructura del pánico, la tríada, que incluye la posibilidad de desequilibrar las tensiones interiores de este análisis del yo, y por tanto, aumenta el riesgo, todo aportante teatralidad y dinamismo a la indagación íntima de la cual pretende hablar la pieza.