Fins al final

Dos chicas, al más puro estilo Juan Palomo yo me lo guiso y yo me lo como, han escrito, dirigido e interpretado esta pieza de «teatro de creación» divertida, fresca y desenfadada metiéndose el público en el bolsillo y llevándoselo allá donde quieren. Sin casi escenografía, vestuario de calle y una iluminación sencilla, hacen que la hora y poco de duración de la obra te pase en segundos. Hoy era el último día, pero estoy seguro que la volverán a reponer. Vale la pena que alguien la repesque.

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Fins al final es un espectáculo que se ríe del mundo del espectáculo. Una producción self-made, low-cost irónica, irreverente y efectiva.

Un espectáculo de pequeño formato, grande en ironía e ingenio, apto para cualquier tipo de público, cualquier tipo de espacio, sin ninguna ambición dramatúrgica, ningún conflicto existencial, casi sin escenografía, ni vestuario, ni telón, ni cambios de luz… pero, eso sí, con mucha marcha.

Gemma Martínez y Judit Saula son las dos actrices en escena. Pero también son las autoras, directoras, productoras y, incluso, técnicos de sonido del espectáculo. Nos explican algunas historias, disfrazadas de escenas, que tal vez les han pasado a ellas mismas. O quizás es todo un engaño. Es lo de menos, porque lo más importante no es lo que pasa, sino cómo pasa.

La hora que dura vuela. Es entretenido. Muy fresco. Y te meas de risa. Porque están muy locas. Y se agradece ver dos buenas actrices que se toman su profesión -las grandezas y las miserias de la misma- con sencillez y humor. Y para lo cual, nos traen de excursión por sus mundos particulares -muy particulares. Unos mundos, a veces, cercanos como cualquiera de nuestras vidas; a veces, surrealistas y lejanos como un capítulo de The Walking Dead.

Un espectáculo recomendado para personas que quieran reír un buen rato sin saber por qué. No recomendado para personas que consideren que el teatro, si no es serio o épico, no es bueno.