En mis manos

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Se trata de una filmación en coproducción con Temporada Alta, dentro de la programación “A distancia”. Esta pandemia ha obligado a buscar nuevas formas de presentación de las actividades artísticas y demuestra la imaginación y ganas de trabajar de la gente de la cultura.

No sé por qué me ha gustado tanto. Es un tema que no nos puede sorprender. Forma parte de la vida y de los eternos temas del teatro. No sé por qué pero me ha atrapado des del primer momento y no he movido ni una pestaña en los 45 minutos que dura el espectáculo.

He de confesar que muchas veces nos dejamos llevar por las caras o firmas conocidas. He escogido esta pieza porque he visto los nombres de La Brutal y David Selvas de los que conocemos bastantes trabajos. Y la he bajado, he entrado y me he enganchado.

La Brutal no decepciona y David Selvas tampoco, un tándem que pudimos disfrutar en “La importància de ser Frank”, “Don Joan” o “La Treva”. Ambos nos han permitido conocer a la autora Marilia Samper, para mí desconocida, guionista y dramaturga de esta deliciosa pieza. La pongo para siempre en la parte más superficial de mi memoria para que salga rápidamente cuando alguien la evoque y a Cristina Plazas que celebro mucho haber conocido.

Samper escribe sobre un tema recurrente, sobre el abandono de la persona con quien se ha convivido años de perfecta compenetración-armonía y la incapacidad para dejar de quererla. Y lo hace desde la derrota más absoluta, desde la destrucción. Cuando todo se hunde nada está en las propias manos, nada se puede hacer cuando no se quiere dejar de sentir el dolor de la pérdida.

Taida Martínez dirige con David Selvas este teatro filmado y lo hacen desde el rigor más absoluto, siguiendo a la protagonista por todos los espacios y por los lugares más profundos de su desesperación. Un pequeño cambio en el peinado y el vestido la transporta desde la oscuridad a una mal disimulada alegría. Cristina Plazas nos contagia su angustia, nos hace guiños y se dirige a nosotros en medio de sus conversaciones telefónicas y nos hace cómplices de su dolor. Realmente extraordinaria.

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