Casa de nines, 20 anys després

Lucas Hnath, dramaturgo norteamericano escribió la obra “A Doll’s House, Part 2” en 2017 y fue su debut en Broadway. Era la segunda parte de “Casa de Muñecas” de Henrik Ibsen cuando Nora vuelve a su casa 20 años después de haberla dejado. Ibsen siempre negó que fuera una obra feminista pero Hnath le da este aire de libertad que parece que buscaba Ibsen. Durante estos 20 años podía haber pasado de todo pero Nora vuelve triunfadora, brillante, segura. Quien no haya visto o no recuerde la obra original no comprenderá demasiado porqué huyó Nora, parece un capricho de una mujer acomodada aburrida de una marido que le proporcionaba todo lo que necesitaba. Nora se fue desengañada después que Torvald la tratara de impostor, hipócrita, criminal, indigna, falta de moral y de sentido del deber por haber falseado la firma de su padre para conseguir el dinero necesario para curar a su marido. Cuando la amenaza desaparece, Nora vuelve a ser una muñeca desvalida que el cuidará y protegerá. Estamos en la segunda mitad del siglo XIX. 20 años más tarde las desigualdades sociales y legales entre hombres y mujeres continúan y empieza el debate a cuatro, los dos protagonistas, su vieja nodriza y la hija de Nora. Los diálogos están llenos de razones por todas partes. Un texto que no habría desagradado a Ibsen.

Tanto el autor del texto como la dirección de Silvia Munt han sabido encontrar un equilibrio entre los personajes. No hay vencedores, no hay perdedores, no hay drama ni final trágico. Y es así porque han concedido más importancia al descubrimiento de la razón que al efecto teatral. Emma Vilarasau y Ramon Madaula retroceden más allá de los recuerdos y se sitúan más allá del presente, discuten, luchan, entienden y ceden delante de los argumentos del otro. Una delicia de diálogos. Isabel Rocatti es la nodriza de Nora, muy cómoda en su papel y Júlia Truyol es la hija. Su actuación es segura y serena, como siempre.

La escenografía de Enric Planas recrea un espacio frio y distante que da protagonismo a los personajes y a los diálogos. David Bofarull ha sabido dar la luz precisa al fondo cuando se abre la puerta e ilumina toda la estancia advirtiendo que alguna cosa está a punto de suceder.

El violoncelo de Manuel M. Del Fresno llena los silencios tensos de los encuentros.

Aunque la obra tiene entidad por sí misma, yo recomiendo la lectura del texto de Ibsen antes de verla. Entenderéis mejor la actitud de los cuatro personajes principalmente la de Nora.

On som? I en quina època? Quina hora és? L’ambient és gris, asèptic, fred. I aquesta mateixa estètica està present al vestuari dels personatges. La situació no és còmoda en absolut, ja ens ho podem imaginar si sabem què venim a veure, així que aquesta atmosfera ja ens situa en una incomoditat que una interpretació molt destacable de les actrius i l’actor acaben de refermar.

Veiem una interpretació impressionant, sense desnivells entre l’elenc. Totes les actrius i l’actor han trobat el seu personatges a la perfecció i no el perden en cap instant. L’ús de l’espai, dels objectes i del seu propi cos no demostra incoherència, en tot moment és orgànic i natural. Omplen completament un escenari tan buit.

Podem ser més o menys amants d’aquest tipus de propostes. Pot agradar-nos més o menys l’alternativa que donen de la Casa de Nines 20 anys després. Però crec que no es pot negar que és congruent, que està ben trobada i justificada. Que és creïble que es pot haver donat i que ho juguen sense que cap detall ens desconcerte . Mesclen un discursos de l’actualitat  amb l’època en la que se suposa que ens trobem però en tot moment seguesc tenint la sensació d’estar com en un limbo on l’espai- temps està completament desdibuixat. El contingut porta a debat, a qüestionar-nos temàtiques tan de primer ordre com el gènere, l’amor romàntic, les relacions de parella, la maternitat, els vincles, els desitjos, la legalitat,...realment és molt completa a aquest nivell i res sembla estar posat en calçador, ni ens dona una sensació de pamflet o d’imposició d’opinió.

Recomanable veure-la, sobretot, per gaudir de la qualitat interpretativa.

Lo primero que habría que plantearnos es si era necesario ver qué pasó con Nora, profundizar en la historia de uno de los personajes femeninos más populares del teatro. No es la primera vez que alguien tiene esta tentación, pero sí es la primera que sitúa la historia veinte años después y desarrolla todos los personajes relevantes de la obra original bajo esta premisa. De hecho, el resultado que consigue el autor norteamericano Lucas Hnath es es realmente meritorio, puesto que profundiza en las razones de Nora, en su feminismo y en su defensa de la libertad personal, pero también en las contradicciones que todo esto puede conllevar. Los razonamientos de los otros personajes -la nodriza conservadora, el marido dolido o la hija interesada- sientan las bases de un diálogo a cuatro bandas que acaba siendo bastante enriquecedor. Quizás un poco largo y discursivo, pero rico y revelador.

La dirección de actores es lo mejor de la función. Lo que consigue Sílvia Munt de los cuatro intérpretes es justo lo que hacía falta; nada más y nada menos, puesto que a la solvencia y gran profesionalidad de Emma Vilarasau y Ramon Madaula se añade la eficacia innegable de Isabel Rocatti y Júlia Truyol. Lo que sí que podríamos reprocharle a Munt es que deje fuera de escena la puerta de la casa -quizás la puerta teatral más famosa de todos los tiempos- y que opte por una escenografía y una estética excesivamente minimalistas. Entiendo la intención y valoro la elegancia de la sobriedad, pero creo que había opciones similares con las que no hacía falta convertir la casa de los Helmer en una especie de tanatorio sin alma.

Silva Munt lleva al escenario el texto de Lucas Hnath Casa de nines, 20 anys després. Esta obra plantea una posible segunda parte de la obra d’Henrik Ibsen Casa de nines. El texto es muy interesante, ya que propone el retorno pasados 20 años de Nora, protagonista de la obra de Ibsen, después de haber abandonado a su marido y a sus tres hijos. De esta manera, Silva Munt pone correctamente en relieve las cuatro perspectivas diferentes, a partir de cuatro personajes (Nora, marido, nana e hija), de una misma experiencia. Así, consideramos que la propuesta textual es magnífica, la cual queda totalmente subrayada por la gran representación que hacen los cuatro actores.

La obra da una gran importancia a la palabra, motivo por el cual la escenografía y la iluminación son muy sencillas y limitadas: en primer lugar, no se necesita ningún tipo de atrezo especial y, en segundo lugar, se evita que el espectador desvíe su atención de los discursos. Este peso tan grande que coge la palabra hace que a la obra le falte cierta acción, de maneras que en ocasiones los largos monólogos que mantienen los personajes pueden provocar que la obra se haga un poco redundante y larga.

Como conclusión, destacamos que es una obra que funciona bastante bien y aunque sea una posible segunda parte de otra obra, no hace falta haberse leído la obra original para poder entenderla. Es una puesta en escena que funciona de manera autónoma.

Fa un parell d'anys es va estrenar a Broadway la segona part del clàssic d'Ibsen, Casa de nines. Es tracta d'una continuació de la mateixa història escrita per un altre autor més d'un segle més tard, la qual es situa 20 anys després dels fet succeïts en la primera. Tot i això, no és necessari haver-la vist o llegit per poder veure aquesta nova aproximació al personatge de Nora, ja que es pot seguir perfectament al plantejar una nova trama i verbalitzar d'entrada els fets que cal saber. Així, el treball de Lucas Hnath és molt meritori, ja que aconsegeix crear una història potent, tot aconseguint recuperar l'essència i la grandiositat de la seva protagonista. A més, l'autor recupera el discurs emprat per Ibsen fa 140 anys i l'estira amb encert al ser totalment vigent en l'actualitat, tot i ubicar-se l'acció moltes dècades enrere. De fet, hi ha moltes escenes carregades de gran intensitat amb uns diàlegs coherents i ben portats en els que el discurs flueix amb naturalitat, tot mostrant alhora uns personatges potents. No obstant, l'obra conté alguns alts i baixos que fan que aquesta no acabi de ser del tot rodona, presentant alguns punts de gir una mica forçats i algunes escenes feixugues, sobretot en el tram final, que no acaben d'estar a l'alçada de les inicials.

La posada en escena de Silvia Munt esdevé fluida i elegant, atorgant el protagonisme als actors i tractant de submergir a l'espectador dins la casa i del conflicte, el qual no ens hauria de ser aliè. D'altra banda, els actors resulten convincents, atorgant la força necessària als seus personatges i fent natural el seu discurs, destacant unes grans Isabel Rocatti i Júlia Truyol. Així doncs, aquesta continuació de l'obra d'Ibsen, tot i no ser del tot rodona, resulta ser una interessant nova aproximació al personatge de la Nora, contant amb una posada escena solvent i amb discurs ben portat que entretindrà a l'espectador alhora que el portarà cap a la reflexió.

La protagonista de Casa de Nines (20 anys més tard) se llama Nora. Aunque la podríamos haber bautizado Ester, Ana o Verónica. Y es que no hacía falta recurrir al gancho comercial Ibsen -aunque sea un cebo muy apetecible para el público- ya que la actual obra homónima bien puede sustentarse y referenciarse por ella misma. Por si fuera poco, tampoco parecía muy prometedor una primera escena basada en un burdo panfleto contra el matrimonio. Sin embargo, al desplegarse la obra, el texto demostró encarnar una riqueza de matices morales y filosóficos dignos de Ibsen. En ella, Nora (Emma Vilarasau) remprende el final de la obra del autor sueco, en el momento que reivindicando dignidad -como persona y como mujer- dio portazo a su vida y su familia. Y es ahora cuando Nora, 20 años más tarde, regresa a su antiguo hogar y pueda contrastar, a través del diálogo con Ramon Madaula, Júlia Truyol y Isabel Rocatti -a cual más espléndido- que quizá sí haya belleza en echar raíces conyugales, aunque estas limiten y puedan constreñir, y que puede ser que la independencia individual empuje a travesar el más árido de los desiertos. ¿Y la conclusión? Cada cual sacará la suya; la mía es que no hay modelos sociales a seguir, solo juicios y estigmas a derrumbar.

A diferencia del cine, las secuelas en el mundo del teatro son una auténtica rareza. Resulta mucho más habitual hacer reposiciones o nuevos montajes de los mismos textos que pueden aunar a fans del original con las nuevas generaciones de público, suponiendo un menor riesgo comercial. En este caso, el hecho de que Casa de muñecas sea un clásico conocido por muchos, hasta el punto de que su final se puede comentar abiertamente ante cualquiera (debe ser el spoiler más tolerado del sector teatral), hace que, probablemente, este interesante experimento tenga bastante sentido. Casa de nines, 20 anys després es un texto actual escrito por el autor norteamericano Lucas Hnath que imagina un hipotético futuro de los personajes de Ibsen, un retorno y un nuevo conflicto. Como propuesta, es atractiva en el sentido de conseguir estimular la curiosidad del espectador pero, analizándola con más profundidad, la pieza se apoya demasiado en el original, los diálogos son excesivamente explicativos y no soporta la inevitable comparación. El feminismo de Nora fue rompedor, espontáneo y, casi, en términos de ficción, podríamos decir que revolucionario en su momento. En cambio, esta nueva versión ha decidido subrayarlo de manera naif y no logra liberarse de su autoconciencia. Afortunadamente, el montaje tiene un reparto de lujo para compensarlo: Emma Vilarasau i Ramon Madaula son una pareja escénica formidable que alcanza momentos dramáticos de ejecución impecable. También Isabel Rocatti y Júlia Truyol hacen unas aportaciones interpretativas magníficas. El caso es que el espectáculo entra bien, está bien resuelto narrativamente y los fans de Ibsen es probable que queden contentos, a pesar del tono humorístico que, en algunos momentos, coge el conjunto. Eso si es que existen fans de Ibsen que, bien pensado, no lo tengo tan claro…

Ahir dimarts dia 25, va ser per a nosaltres el primer espectacle del GREC 2019 al Teatre Romea, es tracta de CASA DE NINES, 20 ANYS DESPRÉS, espectacle que s’estrena oficialment el dia 3 de juliol.

El mes d'abril del 2017 el dramaturg estatunidenc Lucas Hnath va estrenar a Broadway una segona part de Casa de nines, d'Henrik Ibsen. Casa de nines és un drama ambientat a Noruega en el qual la Nora no volia acceptar el paper submís que el seu rol d'esposa i mare li atorgava. Aquella obra acaba en el moment en què la Nora decideix marxar deixant enrere un marit i tres fills de curta edat. Una obra escrita a finals del segle XIX que reflexiona sobre el paper de la dona en un món on s’imposen les aparences per sobre de la felicitat personal.

A CASA DE NINES, 20 ANYS DESPRÉS, la Nora torna a casa, i la seva tornada fa trontollar tot de nou. Ella torna per demanar al seu marit, el banquer Torvald Helmer, que demani el divorci. La seva petició, la confrontarà amb les tres persones amb les quals es retroba, el seu marit, la seva criada i dida, i la seva filla. Ella es veurà obligada a justificar el perquè de la seva decisió i intentarà que entenguin la seva forma d'entendre la vida i el paper que ella creu que la dona ha de tenir.

Ara el text arriba, traduït per Helena Tornero i de la mà de Silvia Munt que ha comptat amb Emma Vilarasau (Nora), Ramon Madaula (Torvald), Isabel Rocatti (Anne Marie, la dida) i Júlia Truyol (Emmy, la filla).

Nora, Emma Vilarasau, està en escena des del primer moment i en la seva interpretació la    veiem molt a ella mateixa. La defensa reiterada dels seus sentiments, dels seus anhels de llibertat i la seva necessitat de ser ella mateixa i no la filla, la dona o la mare de .... ens sembla, a moments una mica mancada d’emoció, com si anés repetint el discurs après que ha de justificar, davant de tots, la seva decisió de vint anys enrera.

Davant d'ella, Anne Marie, una magnifica Isabel Rocatti, que reivindica la vàlua del paper que ha desenvolupat en la història de la família a costa de la seva pròpia vida. Ella creu que es va veure obligada a abandonar la seva pròpia filla per educar els fills de la Nora, i que ho va fer perquè no tenia cap més sortida per sobreviure.

Torvald, Ramon Madaula, impactat per la tornada de la dona, és incapaç de reaccionar davant de la petició d'ella i li nega el que li demana només per tornar-li d'alguna manera el que ella li va fer vint anys enrera. Ell ha aconseguit sobreviure a la seva absència i ha construït un món paral·lel fent creure a tothom que ella era morta. La lectura del llibre que la Nora va escriure li donarà una altra visió d’ell mateix.

I finalment, Emmy la filla, explosiva i abassegadora Júlia Truyol que s'enfronta a la mare absent des de la racionalitat més profunda, buscant solucions pràctiques sense deixar en cap moment aflorar sentiments de rancúnia o de dolor. Perquè ha d’entendre el matrimoni com el final d’ella mateixa ?? Perquè no pot entendre el matrimoni com la necessitat de compartir ??

Tots quatre actors estan realment magnífics, però volem destacar per sobre de la resta, la interpretació de la jove Júlia Truyol, que ens ha agradat especialment.

Una proposta estructurada com una concatenació de trobades a dos entre la Nora i els altres protagonistes, una lluita entre la reivindicació del dret a la possibilitat d’escollir o l’acceptació de la impossibilitat de fer-ho.

La posada en escena juga amb l'escenografia d'Enric Planas i el vestuari de Mercè Paloma en tons de gris i blancs. Una estructura cúbica que sobresurt de l'escenari del Romea amb una única porta d'entrada. L'estudiada il·luminació de David Bofarull i l'espai sonor de Jordi Bonet i la música de violoncel interpretada per Manuel M. del Fresno, completen una acurada proposta.

El text proposa un debat imprescindible sobre la llibertat de la persona, home o dona i les diferents maneres d’entendre la vida que ens porta si o si a la necessitat d’escoltar l’altre.

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