Ana Morales: Peculiar

Ana Morales: Peculiar

Innovadora en la forma y el mensaje, la bailaora catalana Ana Morales, analiza en Peculiar la diferencia partiendo de una visión renovadora del flamenco. Lo hace en un escenario compartido entre intérpretes reales y protagonistas de una pieza de videodanza.

Sinopsis

Definimos lo que es diferente, especial, raro y, quizás, único con la palabra peculiar, un adjetivo que aplicamos a personas o cosas que no encajan en la visión ortodoxa de cómo debería ser todo. Quizás también a una manera de bailar, a una forma de interpretar el flamenco como la de esta compañía, dedicada a innovar desde una perspectiva abstracta. Prescinde del academicismo y reivindica la libertad de explorar, de romper con los estereotipos, tanto en la interpretación coreográfica como en la música que se baila o los conceptos que se llevan a escena. Aquí, de hecho, el centro de la propuesta es la oposición entre un mundo real representado por los bailaores y bailaoras presentes en el escenario y los artistas que, desde una pieza previamente grabada de videodanza, encarnan el mundo virtual y digital. Ana Morales aparece en escena y, a la vez, en la pieza de videodanza, en un intento de hacer visible la respuesta del cuerpo a su propia imagen digital. Baila para ella misma y visualiza su propio “yo” en una imagen perfecta de la manera en que, en el mundo digital de las redes, cada persona crea su propia imagen para ofrecerla a los demás. Pone la música a esta pieza de videodanza un artista que, como todo en este espectáculo, es también “peculiar”: un Raül Refree que crea espacios sonoros atemporales. Con estas bases, Ana Morales ha construido su espectáculo, una propuesta de trayectoria internacional que se estrena en junio del 2022 en la Grande Halle de la Villette, en París, con la implicación del Teatro de Nîmes y de la Bienal de Flamenco de Sevilla.

La responsable de esta creación es Ana Morales, una bailarina y bailaora nacida en 1982 en Vilafranca del Penedès que ofrece un flamenco siempre innovador, de una gran intensidad y, como se ha dicho en alguna ocasión, de una especial elegancia y sensualidad. Danza contemporánea y flamenco confluyen en su lenguaje coreográfico, marcado por la técnica, la presencia escénica y el conocimiento del arte de la danza, pero también por las hibridaciones y contaminaciones constantes con otras artes. Entre las coreografías que ha firmado están Los pasos perdidos (2016); Una mirada lenta (2017); Sin permiso. Canciones para el silencio (2018), dirigida por Guillermo Weickert y coproducida por la Bienal de Sevilla, el Festival de Jerez, Flamenco Festival y Tanzhaus Düsseldorf; o En la cuerda floja (2020).

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Sinopsis

Definimos lo que es diferente, especial, raro y, quizás, único con la palabra peculiar, un adjetivo que aplicamos a personas o cosas que no encajan en la visión ortodoxa de cómo debería ser todo. Quizás también a una manera de bailar, a una forma de interpretar el flamenco como la de esta compañía, dedicada a innovar desde una perspectiva abstracta. Prescinde del academicismo y reivindica la libertad de explorar, de romper con los estereotipos, tanto en la interpretación coreográfica como en la música que se baila o los conceptos que se llevan a escena. Aquí, de hecho, el centro de la propuesta es la oposición entre un mundo real representado por los bailaores y bailaoras presentes en el escenario y los artistas que, desde una pieza previamente grabada de videodanza, encarnan el mundo virtual y digital. Ana Morales aparece en escena y, a la vez, en la pieza de videodanza, en un intento de hacer visible la respuesta del cuerpo a su propia imagen digital. Baila para ella misma y visualiza su propio “yo” en una imagen perfecta de la manera en que, en el mundo digital de las redes, cada persona crea su propia imagen para ofrecerla a los demás. Pone la música a esta pieza de videodanza un artista que, como todo en este espectáculo, es también “peculiar”: un Raül Refree que crea espacios sonoros atemporales. Con estas bases, Ana Morales ha construido su espectáculo, una propuesta de trayectoria internacional que se estrena en junio del 2022 en la Grande Halle de la Villette, en París, con la implicación del Teatro de Nîmes y de la Bienal de Flamenco de Sevilla.

La responsable de esta creación es Ana Morales, una bailarina y bailaora nacida en 1982 en Vilafranca del Penedès que ofrece un flamenco siempre innovador, de una gran intensidad y, como se ha dicho en alguna ocasión, de una especial elegancia y sensualidad. Danza contemporánea y flamenco confluyen en su lenguaje coreográfico, marcado por la técnica, la presencia escénica y el conocimiento del arte de la danza, pero también por las hibridaciones y contaminaciones constantes con otras artes. Entre las coreografías que ha firmado están Los pasos perdidos (2016); Una mirada lenta (2017); Sin permiso. Canciones para el silencio (2018), dirigida por Guillermo Weickert y coproducida por la Bienal de Sevilla, el Festival de Jerez, Flamenco Festival y Tanzhaus Düsseldorf; o En la cuerda floja (2020).

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