Cuando Dvorák regresó de sus viajes a América, en 1895, era un hombre diferente. Después de abandonar la sinfonía como género, dedicó la última década de su vida a dos exuberantes formas musicales, el poema sinfónico y la ópera.
Las obras resultantes, extraordinariamente poéticas, fueron el intento de Dvorák de llegar al corazón del espíritu checo, describiendo en la música y el teatro los relatos que tanto apreciaban sus compatriotas.
Obra maestra de la lírica del Romanticismo, habla de la ondina que adopta naturaleza humana y paga cruelmente las consecuencias de ello.
Sinopsis
Rusalka —fábula lírica en tres actos— fue estrenada en Praga en 1901 y es la ópera más conocida y querida —con La novia vendida de Smetana— del teatro lírico checo. Dvorák ya había mostrado su interés por el folclore checo en un grupo de poemas sinfónicos inspirados en las baladas populares de Karel Jaromír Erben, y adoptó decididamente un libreto de Jaroslav Kvapil, centrado en una ondina —o espíritu de las aguas—, inspirado en la popular Undine (1811) de Friedrich de la Motte-Fouqué y también en La sirenita (1837) de Hans Christian Andersen.