Els Pirates Teatre: Nit de reis

«Ostia, lo hacen muy bien!». A la salida del Maldà los comentarios son de sorpresa: «No había venido nunca aquí, pero me ha gustado mucho!». Los aplausos han sido muy largos y sinceros, incluso ha habido algunos algunos bravos. Y no, no es un estreno o la primera semana donde están los amigos y se hacen cumplidos, es un público entusiasmado ante una propuesta pequeña, sencilla pero muy cuidada, trabajada y con una entrega inmensa de todos y cada uno de los actores y actrices. Difícil destacar sólo uno. El dúo cómico que interpretan Bernat Cot y Ricard Farré es como un tobogán que nos adentra en la historia rápidamente y además nos da grandes momentos, el patetismo de Malvolio que consigue Arnau Puig es insuperable, la vis cómica de Laura Aubert es más que conocida y la explota gratamente con su Bufón, que además nos enamora con una voz llena de carácter que llena la sala, Queralt Casasayas interpreta a una Viola / Cesari fantástica, en la justa medida para entender el disfraz, pero sin una brizna de sobreactuación y grandes matices.

La escenografía prácticamente desnuda y la dirección de Adrià Aubert les han dado todo el protagonismo en un espectáculo que, después de un inicio un poco más lento para presentarnos la situación y los personajes, es absolutamente trepidante. Dos horas de un Shakespeare fresco, cercano, dinámico y con mucho movimiento, que no sufre en absoluto las pequeñas dimensiones del Maldà y que, eso sí, las aprovecha para moverse entre el público y hacerlo cómplice en diferentes momentos. Y dad por seguro que lo consigue, las dos horas se hacen cortas y cuando ves que llega el desenlace piensas, por favor, por favor, que no se acabe todavía! Por suerte, nos regalan una deliciosa canción final…

Nit de reis es una obra que fue escrita para una ocasión específica, la celebración de la visita de Don Virginio Orsino, Duque de Bracciano, a la reina Isabel. Una representación con la intención de hacer un cumplimiento al noble invitado ya la reina, que quedaría retratada en el personaje de Olivia.

Se trata de una obra festiva que Shakespeare escribió influenciado por la obra de Plauto y por la comedia italiana de Nicolo Secchi. Nit de reis es una comedia que pertenece al teatro isabelino. La obra juega con la confusión de la atracción humana, donde la ambigüedad e identidades equivocadas (mujeres disfrazadas de hombre) están presentes, como en muchas de las obras de Shakespeare, creando una maraña de amor y desamor que no se ‘aclarará hasta el final de la representación, ofreciéndonos al público un buen rato de diversión.

La versión que hemos podido ver esta vez de Nit de reis en el Círcol Maldà es una adaptación de Adrià Aubert, que al mismo tiempo dirige y que interpreta la compañía Els Pirates Teatre. Como ya sabéis al tratarse de teatro isabelino, la atención del espectador se concentra en la palabra, así que la puesta en escena en esta ocasión es muy sencilla. Las interpretaciones que hacen los actores de los personajes están del todo logradas, pero tengo que destacar a Laura Aubert, en su papel de bufón, que nos dejó petrificados, un papel que le «como anillo al dedo» y que deja eclipsados al resto de compañeros, un personaje de una vitalidad poética increíble y que además nos canta, toca el violín, el piano, la guitarra y el contrabajo !!! .La Resto de actores, repito, para quitarse el sombrero.

Nit de reis es una comedia fresca e ingeniosa con una trama construida alrededor de dos parejas que no saben que lo son, y con muchos personajes secundarios. Els Pirates Teatre, con actores que después hemos visto en otras compañías, como Laura Aubert (la Kompanyia del Lliure) o Arnau Puig y Ricard Farré (La Padrina), supera con nota la interpretación del friso de personajes de la comedia. De todos ellos me gustaría destacar dos: Laura Aubert, impresionante, que hace un bufón divertidísimo e incisivo y que además canta y toca el piano, el violín, el contrabajo y la guitarra, y Arnau Puig, el otro personaje grotesco, el hazmerreír de la casa de la condesa. Son todos actores jóvenes, pero ya muestran tablas para un Shakespeare, que no es poca cosa. La comedia fluye con naturalidad, sin un ápice de impostación, no hay escenografía y los vestidos son modestos y discretos, de manera que toda la acción descansa sobre la palabra, pero en ningún momento se vuelve arduo o extraño.

Después de ver un maravilloso Romeu i Julieta en el Teatre Akadèmia el año pasado, en unas condiciones similares, me he dado cuenta de que para un Shakespeare bien hecho la única cosa imprescindible es conocer bien el texto y entregarse a su fuerza sin querer hacer con él experimentos extraños o ningún tipo de violencia. Los actores no declaman, simplemente dicen un texto que todavía hoy se nos aparece fresco, aunque la situación sea del todo inverosímil. Una comedia brillante y redonda en una interpretación espléndida que después de haberse hecho un único día en la Biblioteca de Catalunya, ahora podemos ver al Círcol Maldà.

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