Poesía, movimiento y circo contemporáneo forman parte del universo insólito y personal de unos artistas que llevan al festival la segunda parte del díptico escénico Là, sur la falaise. En esta ocasión los animales que participan en la obra son un caballo y unas palomas.
Sinopsis
Ahora, la compañía francocatalana integrada por Camille Decourtye y Blaï Mateu Trias (hijo, por cierto, del conocido payaso Tortell Poltrona) lleva a los escenarios barceloneses Falaise, segunda parte del díptico escénico Là, sur la falaise.
Falaise (acantilado o precipicio en castellano) es, efectivamente, la segunda parte de un díptico que nacía con la idea de explorar las oposiciones, los contrastes, entre un blanco y un negro que teñían las plumas del ave pero que también se esparcían poco a poco por todo el montaje. Estos mismos colores, el blanco y el negro, vuelven a teñir el escenario y los trajes de los intérpretes, unos artistas que protagonizan una especie de ritual o ceremonia en movimiento que encuentra su fuerza en la unidad de un grupo impulsado por una misma energía. Trabajan y bailan juntos y al unísono sin renunciar, sin embargo, a sus personalidades particulares y tomando cada uno sus propios riesgos. Todo ocurre en un espacio a diferentes niveles que permite que los artistas evolucionen, suban, bajen, caigan o se deslicen mientras el caballo y los pájaros se mueven libremente por la escena.
Como es habitual, Baró d’evel vuelve a colaborar en esta ocasión con María Muñoz y Pep Ramis, integrantes de la compañía de danza Mal Pelo, pero también con la autora y dramaturga Barbara Métais-Chastanier.
Catalán
Ahora, la compañía francocatalana integrada por Camille Decourtye y Blaï Mateu Trias (hijo, por cierto, del conocido payaso Tortell Poltrona) lleva a los escenarios barceloneses Falaise, segunda parte del díptico escénico Là, sur la falaise.
Falaise (acantilado o precipicio en castellano) es, efectivamente, la segunda parte de un díptico que nacía con la idea de explorar las oposiciones, los contrastes, entre un blanco y un negro que teñían las plumas del ave pero que también se esparcían poco a poco por todo el montaje. Estos mismos colores, el blanco y el negro, vuelven a teñir el escenario y los trajes de los intérpretes, unos artistas que protagonizan una especie de ritual o ceremonia en movimiento que encuentra su fuerza en la unidad de un grupo impulsado por una misma energía. Trabajan y bailan juntos y al unísono sin renunciar, sin embargo, a sus personalidades particulares y tomando cada uno sus propios riesgos. Todo ocurre en un espacio a diferentes niveles que permite que los artistas evolucionen, suban, bajen, caigan o se deslicen mientras el caballo y los pájaros se mueven libremente por la escena.
Como es habitual, Baró d’evel vuelve a colaborar en esta ocasión con María Muñoz y Pep Ramis, integrantes de la compañía de danza Mal Pelo, pero también con la autora y dramaturga Barbara Métais-Chastanier.
- Compañía:
- Dirección:
- Autoría:
- Dramaturgia:
Barbara Métais-Chastanier - Escenografía:
Lluc Castells - Decorados:
Jaume Grau
Pere Camp - Iluminación:
Adèle Grépinet - Sonido:
Brice Martin
Fred Bühl - Vestuario:
Céline Sathal - Fotografía:
François Passerini - Producción:
Marie Bataillon
Laurent Ballay
- Neus Mònico FernándezTeatre Barcelona
- Andreu RamiTeatre Barcelona
- Bàrbara MartínTeatre Barcelona
- Iván F. MulaTeatre Barcelona
- Victòria Oliveros Layola
- JOSE GABRIEL DEL VIEJO
- Josep OS