Cuando Édouard Louis publicó Qui va matar el meu pare, con veinticinco años, poco esperaba que se realizaran más de una decena de adaptaciones teatrales en todo el mundo. Dos de los directores más reconocidos de la escena internacional, Ivo Van Hove y Thomas Ostermeier, han hecho sus versiones de esta historia de perdón, redención familiar y venganza contra el sistema. El actor Dafnis Balduz ha impulsado una nueva adaptación bajo la dirección de Pau Roca y el paraguas de la compañía Sixto Paz. «Había leído los libros anteriores de Louis, pero esta obra me volvió loco. Es una historia mastodóntica, brutal y descarnada, pero tiene momentos muy luminosos», explica.
Dafnis Balduz
Qui va matar el meu pare parte del momento en que el autor visita a su padre, después de años sin contacto. Enfermo, alcoholizado y postrado en una silla de ruedas tras un accidente laboral, se ha decidido a disculparse por haberlo discriminado por ser homosexual, y a expresarle el orgullo que siente por el éxito de su carrera. La reconciliación durará poco: el padre muere. Y este será el detonante con el que el autor carga contra el sistema que ha empeorado la vida de su progenitor, y de tantas otras personas de clase trabajadora. «Se dirige al padre, pero también al mundo», razona Balduz. «Incita a hacer una reivindicación enérgica contra las injusticias. No sales derrotado: el padre hizo las cosas lo mejor que supo. No tenía una intención destructiva, hizo lo que consideraba mejor para su hijo y tampoco tenía herramientas para hacerlo de otra manera», explica.
«Todos nos equivocamos. Todos somos víctimas y verdugos. Pero hay ciudadanos que tienen más oportunidades para desarrollarse, cuestionar sus actos y mejorar». Esta combativa conciencia de clase es una de las claves con las que el joven autor francés se ha hecho un hueco en la literatura europea. La trilogía de novelas que concluye Qui va matar el meu pare, inspiradas en su propia vida, ataca contundentemente a la familia, pero también a los elementos del sistema que permiten abusos como el acoso escolar, la homofobia, las agresiones sexuales y el racismo. El autor no duda en poner en el punto de mira a un estamento político que ha permitido, e incluso incentivado, que esto ocurra.
«Entregamos batallas que no nos dejen que se acaben nunca»
Lo que empujó a Balduz a querer representar esta historia es que narra de una manera muy precisa «cómo es crecer como homosexual en un ambiente absolutamente proletario, con mucha incultura, pocas posibilidades de prosperar y cruel hacia la diferencia». Las historias con temática LGTBIQ+ son una constante en la carrera del vilanoví, «una casualidad» que le ha valido el reconocimiento de la crítica y el público. «A veces llego por casting, como en L’oreneta, pero a menudo hago de enredador. Con Qui va matar el meu pare y Pols de diamant he sido instigador porque veía dos historias con un artefacto teatral muy potente» que hablan de conflictos humanos sin convertirse en un «mitin ideológico». Con compromiso, pero también exponiendo sus contradicciones. «Parece que insistimos en plantear debates que deberían estar superados, pero solo hay que abrir el diario para ver que libramos batallas que no nos dejan terminar nunca».
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