Hablan de “miedos a montones, como melones” en Inestable y de una amistad de la infancia perdida y reencontrada en Perdón. Lo hacen con mucho humor, escenas que rozan el absurdo y canciones que desactivan tensiones que, en nuestro día a día, podrían provocarnos incluso ansiedad. Andrés Caminos y Gadiel Sztryk son Sutottos, la compañía argentina que regresa a La Villarroel con dos obras con las que llevan años de gira y con las que conectan con el público a través de la risa.

Imagen: Fabian Marelli
TeatreBarcelona: ¿Quiénes sois? ¿Quiénes son Sutottos?
Gadiel: Sutottos es una compañía de teatro argentina, con 20 años de trayectoria y 9 espectáculos. Hacemos comedias y, en general, nuestras obras abordan temáticas existenciales, provocando un momento catártico entre actores y espectadores para reírnos de nuestras cuestiones como seres humanos.
Después de tantos años haciendo vuestras piezas, si miráis hacia atrás, ¿qué veis?, ¿qué sentís?, ¿qué camino habéis recorrido?
Andrés: Todavía nos divierte lo que hacemos. Son espectáculos que escribimos, dirigimos y actuamos nosotros, así que están hechos a nuestra medida. Como los hacemos durante muchos años, aprendimos que tenemos que crear piezas en las que estemos cómodos, porque vamos a convivir mucho tiempo con ellas. Tiene que ver con las ganas de contar algo, de hablar de ciertos temas, y también con nuestro tipo de humor, que al final es lo que nos divierte hacer.
«Nuestros personajes son gente que sufre, y es precisamente eso lo que hace reír»
¿Y cómo os lleváis con vuestros personajes? ¿Os caen bien?
Andrés: Les tengo cariño… y un poco de pena (risas).
Gadiel: Sí, en general, los personajes de nuestras obras siempre sufren, y eso es lo que hace reír y disfrutar al público. Amplifican y exageran cosas que nos pasan a todos. Uno las ve sobre el escenario llevadas al extremo. Es imposible no encariñarse con ellos, porque incluso nosotros empatizamos.
Andrés: Y la vida, en general, se les hace muy difícil. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Pero tratamos de aprovechar eso, como decía Gadi, para hacer una catarsis con el público: compartir las cosas que nos cuestan y tomarlas con humor, para poder pensarlas, verlas, reflexionar… a ver si algo se puede mejorar.

‘Inestable’
En Inestable habláis de paranoia, fobias y ansiedades. Me da la sensación de que os metéis en jardines bien densos. ¿Cómo surgió el tema? ¿Cómo empezó a trabajarse?
Gadiel: Siempre que hacemos un espectáculo, sentimos el deseo y la necesidad de hablar de algo que nos atraviesa a los dos. En este caso fue el miedo. Empezamos a escribir y aparecieron estos dos tipos que están un sábado por la noche en su casa —que se supone que es un momento para disfrutar— y no pueden salir. Durante una hora, todos los miedos los atraviesan. Al desarrollar esa idea, ensayamos sobre la posibilidad de concentrar en una hora todos los miedos posibles, las ansiedades, todo… y llevarlo al máximo, con el mayor humor posible.
Andrés: Sí, en esos ensayos y con la escritura, empezaron a surgir todas las formas del miedo: la paranoia, la fobia, la ansiedad… y también otras no tan asociadas, como la melancolía o la negación (negar todo el tiempo, decir que no pasa nada). Son muchas formas que en realidad aparecen porque tenemos miedo a todo. Especialmente, miedo a morir. A partir de ese gran miedo, se desprenden todos los demás. Y de ahí nace la obra.
Gadiel: Y un poco lo que termina pasando es que, de tanto batallar o reírnos, el miedo a la muerte, el miedo a vivir, se vuelve más pequeño por un momento. En ese instante en que estamos actuando y la gente lo está viendo, en esa comunicación con el público.

‘Perdón’
¿Hay alguna vivencia personal, vuestra o de alguien cercano, que hayáis usado para Perdón?
Andrés: En general no hay nada específico, pero al mismo tiempo se parece a muchos vínculos y a muchas personas. Creo que nuestros espectáculos son así: no son sobre alguien en particular, pero tienen un poco de cada uno. Se genera una comunión con el público por eso, porque en algo siempre te ves reflejado. ¿Quién no tuvo un amigo en la infancia con el que después perdió el contacto? En la obra se exagera mucho eso, hasta el punto de que un amigo le propone al otro volver a hacer la primaria juntos. Una exageración para volver a ser niños, algo que claramente no se puede hacer. Uno crece, y contra el tiempo no hay nada que hacer.
¿Tenéis alguna escena favorita?
Andrés: Uf, qué difícil.
Gadiel: Van cambiando con el tiempo. Perdón ya tiene 5 años e Inestable 10, así que son muchos años de decir: ahora me encanta esta parte, ahora me gusta otra…
Andrés: A mí, de Perdón, me gusta todo, pero especialmente la canción final. No puedo adelantar nada, pero los que vengan a verla… eso, me gusta mucho.
Gadiel: Uy, sí. En Inestable, a mí me toca la primera parte, la de tener miedo de haber dejado la puerta abierta, de si cerraste con llave, de si alguien te siguió… toda la secuencia de miedos. Me divierte mucho hacerla. Pero todo el espectáculo, como decía él, está armado para que lo disfrutemos.
«Nos gusta contar cosas también a través de la música»
Sobre las canciones, ¿fue algo que teníais claro desde el principio o surgió después en el proceso?
Andrés: No, las canciones están desde siempre. Desde el primer espectáculo que hicimos, hace como 20 años, siempre hubo canciones. Es otra forma de contar lo que queremos decir y nos divierte mucho. Es otra forma de comunicarnos, a través de la música. Así que sí, todos los espectáculos de Sutottos tienen canciones.
Inestable me lleva a pensar que ni siquiera estamos a salvo de nosotros mismos.
Gadiel: Sí, estoy de acuerdo. Por eso es mejor amigarse con esos miedos, para que se vuelvan más pequeños. Amigarse también con el paso del tiempo. No digo que sea fácil, pero hay que aceptarlo.
Andrés: Sí, son espectáculos llenos de esos pensamientos intrusivos con los que nos atacamos a nosotros mismos, con cosas como “no me va a salir bien”, etc. Para mí lo importante es exagerar eso, para poder tomarlo un poco en broma también. Si no, se vuelve muy serio.
Hace tiempo que leo que el duelo por perder a alguien también debería aplicarse a una ruptura de pareja o la pérdida de una amistad. Y eso me conectó mucho con Perdón .
Gadiel: Es cierto. Perdón se estrenó en Buenos Aires y, al mismo tiempo, llegó a Barcelona. Nos pasó un fenómeno muy similar en las dos ciudades: empezó a venir gente que, al cabo de unas semanas, volvía con otro grupo de personas. O sea, se reencontraban con algún amigo que no veían desde hacía tiempo y venían a ver la obra. En las dos ciudades. Fue fuerte ver en la platea a cuatro personas que no se veían hacía muchísimo tiempo y que el espectáculo los volvió a unir. Son temas que movilizan, más allá de que estén tratados con humor.
¿Tenéis una escuela de actuación y dramaturgia? ¿Nos contáis más sobre eso?
Andrés: Sí, claro. Tenemos una escuela de actuación y dramaturgia en Buenos Aires desde hace más de 10 años. Y cuando venimos de gira también damos workshops. Trabajamos sobre la escritura pero desde el punto de vista del actor o la actriz. No para que repitan nuestro modelo, sino para dar herramientas que ayuden a pensar la actuación, la creación y la escritura desde esa mirada.
¿Cómo es el panorama teatral en vuestro país?
Gadiel: Nosotros trabajamos principalmente en Buenos Aires, aunque viajamos por toda Argentina. Pero Buenos Aires tiene una producción teatral impresionante, fuera de toda lógica si la comparás con la economía. La oferta teatral cada fin de semana es enorme. Hay obras que llevan 20 años en cartel. Es una ciudad que permite, por el público y por la dinámica del sector, hacer espectáculos en teatros enormes o en salas pequeñas. Argentina, en general, tiene una tradición teatral muy fuerte.
Andrés: De hecho, cuando vinimos por primera vez a España, lo notamos. Agradecemos a actores que ya habían estado y que nos marcaron el camino. En Buenos Aires hay de todo, con mucha calidad y muchísima variedad. Mucha tradición teatral.
¿Qué tiene el teatro que os hace seguir haciéndolo?
Andrés: Creo que es nuestro canal de comunicación, el que nos permite hablar de los temas que nos interesan. Es el lugar que buscamos para desarrollar lo que hacemos. El teatro nos permite escribir, actuar, dirigir, hacer canciones y humor, que también es algo que disfrutamos mucho. Así que lo tiene todo.
Gadiel: Sí, y además es una actividad que, por más que la tecnología avance, es implacable. El encuentro en vivo entre personas, ver algo que alguien está haciendo ahí delante tuyo… eso es único.
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