Henrik Ibsen escribió Un enemigo del pueblo en 1886, pero la crítica social que se desprende de la obra está más viva que nunca. Les Antonietes, que ya llevaron con éxito su adaptación a Sala Muntaner el verano pasado, vuelven después de una gira dentro y fuera de Cataluña y la incorporación de Òscar Muñoz, David Vert y Santi Ricart. Les Antonietes tienen un lenguaje fresco, cercano y actual que acerca los clásicos al público sin artificios ni complicaciones. Hace nueve años que circulan, pero esta temporada ha sido de las más dulces. Han llevado al Teatre Lliure su versión del Vània de Chéjov con unas críticas excelentes y han seguido girando Stockmann, que se estrenó ahora hace apenas un año. “Es un espectáculo vivo, no lo hemos dejado de hacer y la respuesta del público nos ha demostrado que el texto está más vivo que nunca y que hay interés en nuestra manera de interpretarlo”, explica el director de la obra, Oriol Tarrasón.
La historia transcurre en Noruega, en un pueblo donde el principal motor económico es un balneario donde su responsable médico, Thomas Stockmann, descubre que las aguas están contaminadas. El doctor propone cerrarlo para hacer reformas, pero la decisión choca con los intereses del pueblo y hace estallar una lucha de poderes que lo enfrenta a su propio hermano, el alcalde, y a los medios de comunicación.
Les Antonietes han exprimido la obra, han cogido la esencia, el hueso, y lo han convertido en una obra más política, actual y esperanzadora. No sólo han reducido a la mitad la duración del espectáculo, sino también los personajes. De los doce papeles que aparecen en el texto del dramaturgo noruego, han dejado sólo seis, que interpretan cinco actores. También han cambiado el título por Stockmann porque “vale la pena tener siempre presente su defensa de la verdad”.
La decadencia de los valores políticos y la corrupción que escribió Ibsen hace más de cien años es hoy más actual que nunca. “Es por eso que una obra inicialmente naturalista, se ha convertido en política”, explica Tarrasón, que considera que “Stockmann llega a la conclusión que el hombre más fuerte es el que está más solo porque sin vínculos, nada nos arrastra”. Un mensaje poco esperanzador que han querido cambiar con su versión donde el doctor, aunque no se dé cuenta, tiene su mujer al lado. “Somos optimistas y pensamos que siempre hay algo que hacer”, dicen. “En el texto original su mujer es más sumisa, pero hemos hecho que también sea una luchadora. Aunque desde la sombra, le apoya y tiene unas ideas avanzadas. Tiene muchas cosas de Petra, el personaje de la hija”, que en esta adaptación no aparece.
La marca Atonietes
Todos los espectáculos de Les Antonietes incorporan su “marca”, una escenografía sencilla (que con más presupuesto “no cambiaríamos, pagaríamos mejor”) y la decisión de reducir aquello que quieren explicar e ir a fondo, explica Annabel Castan, fundadora de la compañía. Es por eso que en el proceso de ensayos dedican un mes entero a la lectura del texto, a mesa. “Hasta que no tenemos claro el texto no nos levantamos, porque cuando un actor se levanta tiene otros muchos problemas aparte del texto”, añade Tarrasón.
Y es también por este motivo que han tenido claro desde el primer día que las tres nuevas incorporaciones, no son sólo una sustitución, sino que aportan su visión y su manera de acercarse al texto. “Quién haya visto la obra, la verá diferente. Antes era una obra más apasionada, con actores más jóvenes (Bernat Quintana, Pep Ambròs y Arnau Puig) y una visceralidad diferente. Ahora hay más cordura y reflexión, una manera diferente de entender el texto, que no tanto la actuación”, asegura Tarrasón. Las incorporaciones de Òscar Muñoz, David Vert y Santi Ricart, se añaden a Annabel Castan, que dobla papel e interpreta la suegra y la mujer del doctor, y Mireia Illamola, directora de un diario local.
Òscar Muñoz, que encarna el enemigo del pueblo, Stockmann, se ha mostrado muy ilusionado de convertirse en Antonieta. “Los veía y decía: yo quiero hacer esto, porque lo tienen todo muy claro y hacen las cosas muy bien hechas, desde la honestidad y la juventud, con calma”.
Romper la cuarta pared
Otro de los aspectos distintivos de la compañía es la rotura de las convenciones teatrales. “Nosotros no hacemos ver que los espectadores no están, queremos que sepan que son tan importantes como nosotros y que sin ellos la obra no sería igual. Queremos eliminar la cuarta pared”, dicen. Y lo llevan a la práctica. En una de las escenas el público forma parte de una asamblea donde puede decir la suya. Esto hace que cada función sea única e irrepetible y que se hayan encontrado con situaciones muy diversas, vecinos que insultan el alcalde o público que al final de la obra todavía abuchea alguno de los personajes.
11 i 19 de junio, celebración y función solidaria
Stockmann ha podido verse en Mallorca, Valencia, Madrid y varios pueblos de Cataluña. Ahora, vuelve a Sala Muntaner -donde se estrenó- y el día 11 de junio celebra la función número 50 con muchas sorpresas. El día 19 de junio la función será solidaria y se destinará toda la recaudación de taquilla a la construcción de un nuevo centro de día a San Joan de Déu, a través de la fundación Barcelona-Frankfurt.
(Texto: Mercè Rubià)