Rimini Protokoll reflexiona sobre la vida en la ciudad en 'Urban Nature'

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La compañía teatral alemana Rimini Protokoll presenta hasta el 19 de septiembre en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB): Urban nature, una experiencia a medio camino entre el teatro, el audiovisual y una exposición inmersiva donde el espectador se convierte en un protagonista de una «película transitable».

El espectáculo, incluido dentro del Festival Grec, explora las formas diferentes formas de convivir en una ciudad multicultural como Barcelona e invita al público a ponerse en la piel de siete personas anónimas, elegidas a través de un casting abierto, que nos mostrarán sus vidas. Siete historias que representan diferentes modelos económicos: un catedrático de historia económica y ambiental, un empresario de las economías vinculadas a la tecnología y las ciudades, una chica que vivió en la calle, una niña de barrio de Raval barcelonés, una trabajadora de la economía sumergida, un guarda de prisiones y una asesora financiera. Urban nature nos propone sumergirnos en sus vidas, empatizar con sus historias, su forma de coexistir y relacionarse, a través de diferentes escenografías urbanas que los barceloneses identificarán fácilmente.

Urban nature, además, propone una reflexión sobre cuestiones como la gestión de recursos naturales como el agua, el derecho a la vivienda digna, la expansión de nuevas economías y modelos de trabajo, las desigualdades entre los vecinos o la mirada de las generaciones más jóvenes sobre el futuro de las ciudades. En definitiva, un retrato que nos muestra cómo las acciones individuales afectan la vida de los individuos de una ciudad.

El público se convierte en el actor

La pieza trabaja para romper la distancia entre escenarios y espectadores y dar más protagonismo a los públicos: «Hemos convertido el espacio expositivo en un hecho teatral en el que los actores somos nosotros«, ha explicado Jordi Costa, jefe de exposiciones del CCCB.

El recorrido transita por siete espacios en los que hay una proyección audiovisual, elementos escenográficos y un despliegue sonoro indispensable para reforzar la experiencia inmersiva. El público entra cada ocho minutos en grupos de 11 personas, una de las que se transforma en una especie de director del juego, ya que se le confía una mesita donde recibirá indicaciones, que transmitirá a sus compañeros de experiencia.

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