El Teatreneu acoge el festival internacional de improvisación teatral fiesta BCN 015. Además de la compañía catalana Planeta Impro, contará con grupos invitados de México, Colombia y Madrid.
«Divertir, emocionar y sorprender» es el lema de Planeta Impro, animales escénicos, generadores de ideas y cazadores de historias que tienen el público como gasolina y inspiración. Hemos entrevistado al director, José Luis Adserías, y nos cuenta que empezó a dedicarse a este género teatral hace 17 años, cuando entró en contacto con los match de improvisación franceses, a través de un director teatral que le habló de ellos. Después de investigar sobre el tema, creó una compañía con compañeros de clase y, a raíz de su disolución tres años más tarde, creó Planeta Impro. El grupo ya hace 11 años que presenta sus espectáculos en el Teatreneu, donde llena la sala donde está afincado. Desde el año pasado, la compañía es también organizadora del FESTIM BCN: un festival internacional de improvisación que crece año tras año, creado entre las compañías que participan, y llega a la ciudad tras pasar por Sintra (Lisboa) y Madrid.
Teatre Barcelona: El festival sigue creciendo y es la segunda vez que se celebra en Barcelona. ¿Qué les espera a los espectadores? ¿Qué novedades habrá este año?
José Luís Adserías: El público podrá disfrutar de otros imaginarios, de otras formas de hacer. Cuando trabajamos todas las compañías juntas es como en una orquesta, como unos músicos de Jazz que empiezan a tocar y se van encontrando. Empezamos a improvisar y nos vamos encajando. A ti te gusta más esto, a mi lo otro, y lo bueno es que se afina.
Tenemos invitados de México y de Colombia. En la anterior edición vino otra compañía de México, una de Boston y una de Argentina. En esta, por ejemplo, PÍCNIC de Colombia traen el espectáculo Speechless, de improvisación gestual.
TB: ¡Una hora improvisando sin palabras!
J.L.A: Han depurado mucho la técnica y explican una historia donde todo es humor gestual, acompañados de una DJ canadiense que ambienta la música de las historias, de tal manera que la música y el gesto crean imágenes para seguir el hilo. Se entiende bien porque son muy limpios, se reconoce enseguida qué hacen y por donde va la narración.
Después, la compañía Complot/Escena de México trae un espectáculo que se llama Equis ha muerto. Piden datos al público y crean la vida de una persona desde que nace hasta que muere, con una puesta en escena muy interesante.
TB: ¿Cómo es la puesta en escena?
J.L.A: Son todo zapatos. Uno de esos pertenecerán a una persona que ha muerto, se quiere calzar a esa vida. Los espectadores aportan una serie de información i variables, i a partir de ahí crean la infancia, la adolescencia, los treinta, los cuarenta… depende. No saben qué edad va a tener, porque depende de las respuestas que les haya dado el público.
TB: Y lo aderezan con humor.
J.L.A: Hay profundidad, pero también hay momentos de humor, porque la vida también es divertida y en la vida hay momentos de todo tipo.
TB: ¿Y qué preparáis, desde Planeta Impro?
J.L.A: Nosotros trabajamos en las veladas mixtas, con todas las compañías, como la inauguración, que empieza con el Mister Impro. Es una competición donde se ponen retos a los improvisadores y el público va votando: uno será proclamado Mr o Ms Impro del festival. En Impro Fighters cada compañía presenta una pareja de luchadores y se enfrentan con la improvisación en el escenario, donde el público también vota. El sábado haremos el Impro Show Allstars, nuestro espectáculo estrella con invitados de fuera, y el domingo Área Long Form, un espectáculo de improvisación larga creado por la convivencia del festival. Una compañía hace una propuesta inicial, y entre todos se va trabajando en esa propuesta.
TB: ¿Cómo se hace esta propuesta? ¿Cómo se crea un espectáculo de improvisación?
J.L.A: Se trabaja en la dramaturgia. En qué sugerencias se va a pedir al público para inspirarnos en la historia, si será una trama lineal o tres historias que se enlazan: por ejemplo, podemos decidir que empezaremos tres historias y en algún momento tendrán que encontrarse, o si hay monólogos… Organizas unos elementos y haces una estructura. Pero antes de empezar no sabes ni qué personajes, ni qué lugares vas a hacer.
TB: ¿Tenéis algún truco o apoyo al que recurrir si os quedáis sin inspiración?
J.L.A: La técnica. Hay mucho trabajo detrás, mucho entrenamiento. La técnica te permite tener solidez en lo que haces, consiste en tener muy claros los motores que generan las historias, y atender a esos motores para desarrollarla. Vas atendiendo a dónde estás y qué sentido tiene lo que estás haciendo. Como actor lo actúo, como escritor le doy un sentido… y luego ya como director le doy mi opinión (ríe).
TB: Es una deconstrucción de la dramaturgia que también puede ser interesante para otros géneros teatrales.
J.L.A: Sí, de hecho lo hacen en muchos montajes, que están hechos desde improvisaciones de los actores, pero aquí la técnica es diferente. Es diferente la improvisación actoral que la improvisación teatral, donde las herramientas están pensadas para que lo hagas delante del público. Pero sí que sería útil, ¡imagínate!
TB: Uno de los factores es la interacción con el público.
J.L.A: En todas las obras, incluso en los formatos largos, se pide al público aunque sea una palabra, porque va a ser la inspiración de todo lo que va a pasar. La que sea, pueden decirte “Plátano”, y a partir de Plátano haces una obra. Es curioso cómo de una idea se generan conexiones, y de una palabra surge todo un espectáculo. La compañía invitada de Colombia, por ejemplo, pide recuerdos de la gente.
TB: Y en algunas obras incluso suben al escenario. ¿Cómo cambia, esta interacción, la experiencia del publico?
J.L.A: El publico se siente cómplice de lo que está pasando en escena, y eso lo agradece. Saben que es único y que viene de su propuesta. En Impro Show se hacen juegos con frases escritas, y la gente sale muy contenta cuando han leído su frase, descubren que influyen en lo que pasa en el escenario.
TB: ¿Puedes explicarnos alguna anécdota?
J.L.A: Hubo un brasileño que vivió tres años en Barcelona, y antes de irse a vivir a Australia quiso agradecer a la ciudad lo bien que había sido tratado aquí. Como un sitio en el que se había divertido mucho era ImproShow, soltó un montón de globos con una carta por toda la ciudad. Llegó gente enseñándonos la carta, donde decía a las personas que la encontraran que quería compartir este espectáculo, porque dentro de lo bien que lo había tratado la ciudad, aquí es donde se había reído más, etcétera. Y luego Atrapalo lo vio e hizo un anuncio! (rie)
TB: Un espectador asiduo a una obra.
J.L.A: Hay muchos que van repitiendo, y por eso también el festival quiere que la gente pueda disfrutar del trabajo de los compañeros improvisadores y ver otras formas de hacer. Nos conocen a nosotros pero queremos que conozcan más, por eso nos esforzamos en hacer el festival. Y, para las compañías, se comparte y se aprende mucho con la convivencia.
TB: ¿Cómo es vuestro público?
J.L.A: Pues ahora mismo, de todo tipo. En Planeta Impro atendemos a tres cosas: divertir, sorprender y emocionar. Vienen a vernos personas desde los 12 hasta los 80 años, a veces familias enteras. El joven podrá se quedará con la diversión, y una persona de 70 también, pero disfrutará de otra manera los momentos de emoción, porque nosotros explicamos historias, y buscamos que lleguen al espectador.
TB: Cada edad se queda con algo diferente.
J.L.A: Los chavales de 11 años creo que sienten que participan de cosas de adultos, porque cuando pedimos títulos, las frases son las que salen… (ríe) ¡Pero no es que vean nada que no verán por la tele! Los más jóvenes son más gamberros, ponen frases sexuales o cualquier locura que les venga a la cabeza. Y es genial, porque cuando vienen muchos de ellos se refleja en el show… Aunque lo del sexo me parece que va con todos, porque a veces me vienen después señoras y me dicen (imita voz de abuelita) “Esa frase era mía…” La diversión los une, y cada uno se llena de lo que podemos aportar.
Y, finalmente, buscamos sorprender, porque nunca se sabe por dónde vamos a salir. Y entonces es cuando nos dicen que no puede ser, que tiene que estar preparado, y sí sí, no hay ni trampa ni cartón, es todo improvisado.
TB: Todo técnica!
J.L.A: La técnica de la improvisación es una técnica muy bonita porque se basa en la cooperación entre las ideas de las personas. Lo que supone que para cooperar con la idea de uno, tienes que aprender a abortar las tuyas. No es cuestión de que mi idea enganche, sino de cómo hago crecer la tuya. Si tú estás en el escenario con una idea, yo tengo que generar sugerencias que te sirvan a ti, dejando de lado las que tuviera antes, eliminarla. Es el arte de abortar historias: como más historias abortas, más te vuelcas en las de los compañeros.
TB: Hace 14 años que creaste Planeta Impro y 11 que estáis en el Teatreneu. ¿Cómo se sobrevive 11 años en un teatro?
J.L.A: ¡Uff! Con ilusión. Nos gusta mucho lo que hacemos, muchísimo. Llevo 17 años como improvisador y me encanta. No dejo de sorprenderme: para improvisar has de querer sorprenderte y no juzgar al público, tampoco. El público aporta lo que puede, a veces es más o menos sugerente, pero nuestro trabajo es que de la sugerencia ¡tenemos que sacar oro! (ríe) Y hacer una historia buena. No cansa porque siempre va a ser diferente, incluso con espectáculos temáticos como el Impro Horror Show. Pueden haber cinco historias de hombres lobos, pero igual que Underground es diferente de Hombre lobo americano en Londres, tu encuentras tu película y juegas con ello.
Lo bonito es que siempre estás descubriendo, y la realidad siempre supera la ficción. Aunque lleve tantos años, sigo sintiendo que hay millones de historias que aún no he descubierto, y quiero seguir descubriéndolas, por eso nunca me canso. Y por eso el público repite. Siempre digo en broma que el publico repite para ver si es verdad que improvisamos, y cuando ven que es verdad es cuando se enganchan. Saben que tienen una apuesta segura.
Fotografías: Teatreneu / Fotografía retrato: Ana Zaragoza
Texto: Neus Riba