“Divertir, emocionar y sorprender” es el lema de Planeta Impro, animales escénicos, generadores de ideas y cazadores de historias que tienen al público como gasolina e inspiración. Hablamos con su director, José L. Adserías, quien nos cuenta que empezó a dedicarse a este género teatral hace diecisiete años, cuando entró en contacto con los match de improvisación franceses gracias a un director teatral que se los dio a conocer. Tras investigar sobre el tema, creó una compañía con compañeros de clase y, tras su disolución tres años más tarde, fundó Planeta Impro. El grupo lleva ya 20 años presentando sus espectáculos en el Teatreneu, donde llena habitualmente la sala en la que está establecido.

José L. Adserías
Teatre Barcelona: ¿Cómo se crea un espectáculo de improvisación?
José L. Adserías: Se trabaja la dramaturgia: qué sugerencias pediremos al público para inspirarnos, si será una trama lineal o tres historias entrelazadas… Por ejemplo, podemos decidir que empezaremos tres historias y que, en algún momento, deberán cruzarse, o que habrá monólogos. Organizas unos elementos y construyes una estructura. Pero antes de empezar no sabes ni qué personajes ni qué lugares aparecerán.
¿Tenéis algún truco o recurso al que recurrir si os quedáis sin inspiración?
La técnica. Hay mucho trabajo detrás, mucho entrenamiento. La técnica te da solidez en lo que haces: consiste en tener muy claros los motores que generan las historias y saber atenderlos para desarrollarlas. Vas observando dónde estás y qué sentido tiene lo que estás haciendo. Como actor, lo interpreto; como escritor, le doy sentido; y después, como director, doy mi opinión (ríe).
«Es diferente la improvisación actoral de la improvisación teatral»
¿Es una deconstrucción de la dramaturgia que también puede ser útil para otros géneros teatrales?
Sí, de hecho, muchos montajes parten de improvisaciones de los actores. Pero aquí la técnica es diferente. Es distinta la improvisación actoral de la improvisación teatral, donde las herramientas están pensadas para que lo hagas directamente ante el público. Pero sí, sería muy útil. ¡Imagínate!
Uno de los factores clave es la interacción con el público.
En todos los espectáculos, incluso en los formatos largos, pedimos algo al público, aunque sea solo una palabra. Será la inspiración de todo lo que va a ocurrir. La que sea. Te pueden decir “plátano”, y a partir de ahí haces una obra. Es curioso cómo, a partir de una sola palabra, pueden generarse conexiones y construirse todo un espectáculo.
Y en algunas obras incluso participan en el escenario. ¿Cómo cambia esa interacción la experiencia del público?
El público se siente cómplice de lo que está ocurriendo en escena, y eso lo agradece. Saben que es único, que parte de su propuesta. En Impro Show hacemos juegos con frases escritas, y la gente sale encantada cuando leen la suya. Descubren que influyen de verdad en lo que sucede sobre el escenario.
¿Nos puedes contar alguna anécdota?
Hubo un brasileño que vivió tres años en Barcelona y, antes de irse a vivir a Australia, quiso agradecerle a la ciudad lo bien que lo había tratado. Como uno de los sitios donde más se había divertido era Impro Show, soltó globos por toda la ciudad con una carta dentro. Nos llegó gente con la carta en la mano, donde decía a quien la encontrara que quería compartir este espectáculo, porque se había reído muchísimo aquí.
¡Un espectador fiel!
¡Y tanto! Hay muchos que repiten.
¿Cómo es vuestro público?
Ahora mismo, muy variado. En Planeta Impro trabajamos con tres objetivos: divertir, sorprender y emocionar. Nos ven personas desde los 12 hasta los 80 años, a veces familias enteras. Los jóvenes quizá se quedan con la parte más divertida, y una persona mayor también, pero vive de otra manera los momentos más emotivos. Porque contamos historias, y queremos que lleguen al espectador.
Cada edad encuentra algo distinto.
Los chavales de 11 años sienten que están participando en cosas de adultos, porque cuando pedimos títulos, las frases que salen son suyas… (ríe) Los más jóvenes son más gamberros, ponen frases sexuales o cualquier locura que se les ocurra. Y es genial. Cuando hay muchos en el público, eso se nota en el espectáculo… Aunque el tema del sexo es transversal, porque a veces vienen señoras después de la función y me dicen (imita voz de abuela): “Esa frase era mía…” La diversión les une, y cada uno se llena de lo que podemos ofrecer.
Y finalmente, buscáis sorprender.
Sí, porque nunca se sabe por dónde vamos a salir. Y entonces nos dicen que no puede ser, que esto tiene que estar preparado, ¡pero no! Sin trampa ni cartón, todo es improvisado.
«La técnica de la improvisación es muy bonita porque se basa en la cooperación entre ideas»
¡Todo es técnica!
La técnica de la improvisación es muy bonita porque se basa en la cooperación entre ideas. Se fundamenta en que, para cooperar con la idea de otra persona, tienes que aprender a abortar las tuyas. No se trata de que mi idea triunfe, sino de cómo hago crecer la tuya. Si tú estás en escena con una idea, yo tengo que generar sugerencias que te sirvan, dejando a un lado las que llevaba. Es el arte de abortar historias: cuantas más abortas, más te entregas a las de tus compañeros.
Hace 20 años creaste Planeta Impro y lleváis 17 en el Teatreneu. ¿Cómo se sobrevive tantos años en un teatro?
¡Uf! Con ilusión. Nos encanta lo que hacemos. Llevo más de 20 años improvisando y aún me apasiona. No dejo de sorprenderme: para improvisar tienes que sorprenderte y no juzgar al público. El público aporta lo que puede; a veces es más o menos sugerente, pero nuestro trabajo es hacer oro con lo que nos dan (ríe). Y crear una buena historia. No cansa, porque siempre es diferente, incluso en espectáculos temáticos como Impro Horror Show o Impro Summer Show. Puede que haya cinco historias de hombres lobo, pero igual que Underground no es lo mismo que Un hombre lobo americano en Londres, tú encuentras tu película y juegas con eso.
Lo más bonito es que siempre estás descubriendo. La realidad siempre supera la ficción. A pesar de todos los años que llevo, sigo sintiendo que hay millones de historias que no he descubierto. Y quiero seguir descubriéndolas. Por eso no me canso. Y por eso el público repite. Siempre digo en broma que la gente vuelve para comprobar si de verdad improvisamos. Y cuando ven que sí… se enganchan. Saben que vienen a una apuesta segura.
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