Didier Ruíz dirige 2015 com a possiblitat en el CCCB, un proyecto que lleva las inquietudes y los miedos de un grupo de adolescentes en el escenario y que anteriormente ya se ha hecho en París y Aviñón. Nos hemos acercado al ensayo para ver cómo es el trabajo con estos jóvenes, y que les ha llevado al escenario.
Escenario desnudo. Oscuro. Doce adolescentes sentados en sillas rojas. Una de ellas se levanta y se coloca en medio del escenario. «Me gustaría oír un te quiero de mi madre. No me lo ha dicho nunca. A mí no me sale decirle porque no se lo merece». Se sienta. Se levanta otra. «Lo más difícil del te quiero es que nunca sabes si es verdad o no. Nunca he sabido si quien me lo dice es sincero». Y así van saliendo. «Ya me da igual si es perfecto o no. La situación hasta ahora era confusa, pero hace dos semanas le dije te quiero». Falta una semana para que se estrene 2015 com a possibilitat, dirigido por Didier Ruíz y coreografía de Tomeo Vergés. Nerea, Eduardo, Ingrid, Aaron, Jatin, Gayatri, Rihab, Wilson, Sonam, Jawhar, Alicia y Marisol podrían estar en la playa, o charlando en una plaza del barrio, pero están en el CCCB ensayando, como cada tarde.
Antes de llegar no sabemos mucho del espectáculo. En la programación del Grec dice: «durante los últimos tres meses, y de manera voluntaria y desinteresada, los estudiantes han participado en unas sesiones de trabajo en las que han aprendido a moverse sobre un escenario, a proyectar la voz ya dominar el lenguaje para expresar con claridad sus pensamientos». Pero de las sinopsis, o los programas educativos, al que luego se hace con los jóvenes, a menudo hay un paso. Sorpresa. El equipo de Didier ha conseguido crear un ambiente colectivo que permite estos jóvenes abrirse, tener ganas de hablar en el mundo. «Seguramente nos vendrá a ver gente de nuestra familia, o amigos, con quien nunca hemos hablado de muchas de las cosas que decimos aquí, cosas que no hablas nunca con nadie», me revela una de las chicas. Hoy ensayan un fragmento del espectáculo donde se desnudan y hablan sobre el amor, con una pregunta tan sencilla ya la vez complicada como esta: «A quién dices te quiero? Quien te dice a ti?». La seguridad con la que salen en medio del escenario y se abren deja perplejo. Luego, en un descanso, mientras los chicos y chicas meriendan en Didier me dirá: – «¿Qué te ha parecido? ¿Verdad que son fantásticos? . – «Mucho. Yo no lo haría». Y él también tiene que reconocerlo: «yo tampoco».
¿Que ha permitido que se desnuden para hablar de la muerte, del miedo, del sexo, de su relación con su barrio, del futuro, sus orígenes, la llegada a Barcelona o su cuerpo? «Nos han dado tiempo para poder decir lo que sentimos. Nunca nos juzgan. Nunca han reído. No han considerado nada mal». ¿Qué es lo que los hace sentir diferentes aquí del instituto, o en otro espacio? «Allí te etiquetan, da igual si cambias, si un profesor te ha colocado una etiqueta, la seguirás teniendo los cursos siguientes. Aquí te puedes explicar». Qué herramientas os han dado, para explicaros? «A través de ejercicios teatrales, de voz y cuerpo, hemos ido sabiendo quienes somos, hemos reflexionado sobre cuestiones generales como la sexualidad o la cultura catalana y nuestros orígenes, hemos podido abrirnos para explicar al público aquello en lo que creemos», dicen Alicia y Nerea.
Son dos proyectos muy diferentes (aquí han sido seleccionados por La compagnie des Hommes), pero esto nos podría llevar a Els Malnascuts (compañía joven de la Sala Beckett) y su reivindicación del teatro. No teatro para adolescentes, o no sólo, sino teatro hecho por los propios jóvenes. Como reflexionaba el director de la sala, Toni Casares, después de acogerlos por segunda temporada, es lo que «el esfuerzo ya no debe ser garantizar el acceso a la cultura, sino entender que la cultura forma parte de nuestra condición humana y, por tanto, dar las condiciones para que todos puedan desarrollar su animal cultural». O dicho de otro modo, que «no se debe acompañar de la mano a los jóvenes al teatro, sino darles herramientas para desarrollar su propia capacidad cultural» y la importancia que esto se haga, también, desde el teatro profesional.
GRUPOS DE TEATRO EN LOS INSTITUTOS
Pero aparte de abrir las instituciones culturales y los teatros a los jóvenes, aunque una excepción, también hay que abrir las instituciones educativas al teatro. Son pocos los institutos que incluyen las artes escénicas en su formación, pero tres de estos centros son los institutos de donde provienen los 12 jóvenes que participan del espectáculo: el Milà i Fontanals, el Consell de Cent y el Miquel Tarradell. Los tres tienen en común «un altísimo grado de inmigración y una ubicación cercana a una zona urbana con alto riesgo de exclusión social», pero también un claustro implicado en el proyecto educativo. Alicia y Ingrid me explican que el curso pasado, en 3º de ESO, ya participaron en un proyecto similar dirigido por Constanza Brnic y dramaturgia de Albert Tola. Este año, se ha vuelto a hacer. Su instituto, el Consell de Cent, junto con el Milà i Fontanals, han presentado Ningú em persegueix, un espectáculo de teatro-danza resultado de la creación colectiva intergeneracional de jóvenes y ancianos de los barrios del Raval y el Poble Sec.
Y volvemos a la Sala Beckett, porque también da espacio a los alumnos de secundaria. Es el caso del INS Moisès Broggi, con quien ha establecido una colaboración con su grupo de teatro. Es un caso interesante y bien particular, porque este centro dedica un día a la semana en el trabajo por proyectos con el arte contemporáneo como eje transversal. De esta manera, «se intenta fomentar en el alumnado el aprendizaje interdisciplinar y significativo, potenciando aspectos como la creatividad, la expresión a partir de vivencias propias, la educación emocional o el trabajo cooperativo». En concreto, el proyecto de segundo de ESO gira alrededor del binomio «Emoción y ciudad» y se concreta en tres grupos de trabajo, en torno al cine, la performance y el teatro, respectivamente. En el caso del grupo de teatro, se forma una compañía que deberá realizar tareas de dramatización y análisis de piezas de teatro joven catalán con el objetivo final de acabar construyendo una pieza de teatro que represente emociones en un marco urbano.
Pregunto a estos chicos y chicas si van al teatro, o qué obras han visto. Todo el contacto que han tenido hasta ahora, ha sido a través del instituto. Más valor, si le hace falta, para extender esta confluencia entre educación y artes escénicas. Cree que gustará el espectáculo? «Sí, porque es una oportunidad para demostrar que los adolescentes no sólo nos quedamos en el sofá jugando a la Play y que no todos pensamos igual, como se suele decir, sino que cada uno tiene su manera de ver las cosas», dicen convencidas Jawhar y la Rihab.
Texto y fotografías: Mercè Rubià